Cuando el SIM asaltó la Casa Curial y a Monseñor Thomas F. Reilly


Por: ANULFO MATEO PÉREZ | Barriga Verde.Net
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SAN JUAN DE LA MAGUANA.- Al momento de ajusticiar al dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina, este municipio era la común cabecera de la Provincia Benefactor, nombre dado en “honor” al tirano, y adonde en 1948 llegaría el sacerdote Thomas F. Reilly, para atender las parroquias de esta ciudad y Barahona.
Reilly nació en Boston, Massachusetts (EEUU), el 20 de diciembre de 1908, siendo ordenado como Redentorista (CSsR), el 10 de junio de 1933. Estudió en la Universidad Católica de Washington, graduándose de Doctor en Derecho Canónico e inició su sacerdocio en el Este de los Estados Unidos, de 1938 a 1942.
Este sacerdote católico había sido nombrado capellán de la infantería estadounidense durante la II Guerra Mundial, ejerciendo sus funciones en Alaska, Filipinas y Japón.
Su primera misión en el país fue en la Parroquia Santa Lucía, en Las Matas de Farfán. Luego designado Administrador Apostólico de la Prelatura de San Juan de la Maguana. Tomó posesión el 16 de marzo de 1954 y elegido obispo el 22 de julio de 1956. Junto a monseñor Francisco Panal Ramírez, encabezó la lucha de la Iglesia contra Trujillo.
Ya en 1960-61, el Servicio de Inteligencia Militar (SIM), tenía una casa de seguridad en la Mesopotamia, y decapitada la tiranía, la ocupó Mariano de los Santos Herrera (“Pollón”). Muy próximo había una fábrica de salchichón de un oficial del SIM, en la finca de mi vecino Manuel Emilio Cuello (Neneno), donde instruían a los paleros que más tarde atacarían la Casa Curial, en la calle Trinitaria esquina Duarte.
El chofer Jesús Cabrera Mateo (Chón), de 77 años, sirvió de correo a los sacerdotes cuando había que llevar algún mensaje al Colegio Santo Domingo en la Capital. El fotógrafo José Saladino Figuereo Oviedo (Salao), de 83 años de edad, fue quien cubrió gráficamente el ataque a la residencia de los sacerdotes redentoristas el 13 de abril de 1961; él vivía al frente, a un paso de la Catedral. Ambos narraron lo acontecido.
—¿Saladino, qué fue lo que sucedió mientras usted tomaba fotos del saqueo a la Casa Curial? ¿Por qué, -luego de tomar las instantáneas- el SIM lo andaba persiguiendo?
—Bueno, él creyó (se refiere a un agente del SIM), que como yo estaba en todo lado con mi cámara, con esa autoridad, ¡pram!, ¡pram!, el creyó que las fotos mías eran oficiales. Pero luego se enteró que no era así.
—¿Cómo se llamaba el agente del SIM?
—Creo que era Luis Manuel Sanlley.
—Entonces, ¿qué pasó? …lo estaban buscando los agentes del SIM.
—Sí, él me estaba buscando para que le diera los negativos. Yo me escondí. Unos dos o tres días escondidos, en un cafecito… en Los Mojaos… en un rancho.
—No había ni calles por ahí, en esa época.
—Nooo, pero habían negocitos. Estanislao Brito tenía un negocito por ahí, y yo me metí ahí, en un “reservado”, estuve como dos días… y él buscándome… y no me consiguió.
—Yo recuerdo a un hombre robando un colchón. ¿Y usted qué recuerda de esa tarde?
—La turba pasó varias veces por la Casa Curial, el 13 de abril de 1961, como a las 3:00 de la tarde, iban allá y venían, entre 20 y 25 personas. Entonces, la turba pasaba y amenazaba: “¡abran la puerta, abran la puerta, tienen media hora para que abran la puerta!”. Pero había un impedimento, porque en la puerta, -en la entrada al patio- estaba Caonabo Fernández. Yo estaba en la esquina, y fue uno de la turba y le dijo al coronel José María Alcántara: “Caonabo no deja entrar a nadie por el patio”. El coronel Alcántara, que estaba sentado en un banco del parque Sánchez, mandó a buscar a Caonabo, y le dio la orden que dejara eso… y Caonabo se retiró. (Se refiere al mayor de la Policía Caonabo Fernández, hijo del general Emilio Ludovino Fernández Malagón).
La puerta era de madera, la forzaron y la turba penetró a la planta baja de la Casa Curial, con la asistencia de los agentes del SIM, que incitaban al ataque… y saquearon todo.
—¿Usted puede narrar esa parte?
—A mi me dijo un calié, y a otros tributarios: “Mira, ahí hay maquinillas buenas”.Y le respondí: “Mira, pero tú eres loco”. Nadie pudo pasar arriba (a la segunda planta); se pararon tres sacerdotes en la escalera, cada uno con un bate (John Kelly, John Schomber y Bernard O' Connor)… y nadie pudo pasar. Pero de ahí sacaron de todo… yo vi que sacaron nevera; por el patio, cogieron los vehículos; Niño, marido de quien fuera luego gobernadora, ese cogió un jeep, y se subió mucha gente con él, y comenzó a dar bandazos. Yo vi un hombre empujando un freezer por la acera…
—Saladino, ¿y que pasó con monseñor Reilly?
—La turba se fue a la casa de monseñor, pero él se escondió en un closet con sus prendas de obispo. Más tarde, como a la 5:00 de la tarde, salió a pie con destino a la Casa Curial, protegido de un policía primo mío, de apellido Mora. Entonces, la directora Soraida Reyes se enteró de lo que estaba pasando, despachó a los muchachos de la escuela Francisco del Rosario Sánchez y se formó una procesión. Recuerdo, que al llegar a la esquina de la Independencia (Avenida Presidente Trujillo) con Anacaona, salió “Madre Gorda” ahí, y voceó: “Ese americano del diablo, dénmelo para fusilarlo”. Monseñor se paró, prendió un cigarrillo, miró… y siguió su camino hacia la Casa Curial.
—Madre Gorda, ¿y quien era Madre Gorda?
—¿Madre Gorda? Oh, era el dueño del hotel que estaba ahí en la 16 de agosto con Anacaona.

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