Bolivia, el trabajo infantil y los retos del gobierno

La Paz, 12 jun (PL) El mundo celebrará hoy el Día contra el Trabajo Infantil y en Bolivia unos 850 mil niños y adolescentes realizan labores que ponen en riesgo su salud, a veces en condiciones extremas. Un informe reciente del Ministerio de Trabajo recuerda que el 87 por ciento de los infantes y adolescentes con edades entre cinco y 17 años ejerce algún tipo de labor que pone en riesgo su integridad física, su salud, e incluso su dignidad y su integridad mental. Aunque la legislación vigente reconoce el trabajo a partir de los 14 años, muchas de las faenas pueden profundizar la desigualdad y causar daños a la autoestima de los mozos, además de generar problemas de adaptación social. Ante esta situación, el Gobierno prioriza la prevención y erradicación de la explotación laboral infantil, pero sobre todo del trabajo infantil peligroso, según el referido informe. Entre esas labores delicadas resalta la minería, las zafras azucarera y de la castaña, la pesca, la fabricación de ladrillos y la venta de bebidas alcohólicas, por citar solo algunas. Sin embargo, también se puede ver a pequeños en la recolección de basura y en la limpieza de hospitales, mayormente en las ciudades, donde además hacen de limpiabotas y voceadores del transporte público. En zonas rurales trabajan, sobre todo, como peones en la agricultura, criadores de ganado y picapedreros, entre muchas otras ocupaciones, más bien propias de hombres fornidos y con experiencia. Desde su llegada al poder, el Gobierno de Evo Morales realizó gestiones para ponerle coto al trabajo infantil, pero no siempre encontró apoyó de la sociedad y los pequeños hasta marcharon por reivindicar su derecho a enrolarse como obreros. El informe del Ministerio del Trabajo deja claro que las causas fundamentales del referido mal son la pobreza, las migraciones y la irresponsabilidad de los padres, además del resquebrajamiento de la familia. En las ciudades, la pérdida de alguno de los progenitores y las enfermedades o accidentes de estos son las causas fundamentales que arrastran a los niños a trabajar, mientras en los campos depende mucho del éxito de las cosechas. Como promedio, los niños bolivianos trabajan unas seis horas semanales, pero en zonas rurales, donde laboran 452 mil, el tiempo se duplica. Lo peor de todo es que casi el 80 por ciento de los menores vinculados al trabajo no reciben ninguna remuneración a cambio, aunque supuestamente, en las ciudades, generan bienes por 300 bolivianos los varones y 195 las hembras, cifras inferiores en áreas rurales.

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