Crisis y convención en el PRD



El Partido Revolucionario Dominicano (PRD), desde su creación en Cuba el 21 de enero de 1939, ha vivido de crisis en crisis, estando tanto en el poder como en la oposición.
La primera crisis en el PRD se produjo por desacuerdo entre Juan Bosch y Juan Isidro Jiménez, llamada la pelea de los Juanes en 1944; luego, en 1961 la escogencia de los candidatos produjo la primera.
También a pocos meses de instalado el gobierno de Juan Bosch en 1961, se produce una nueva crisis encabezada por Ramón Castillo, Nicolás Seijas y Juan Bosch, llevando a los primeros a salir del partido y formar partidos que luego apoyaron al doctor Balaguer en el 1966.
Más tarde se produjo otra crisis entre Juan Bosch y Peña Gómez que en definitiva provocó la salida del primero y la fundación del PLD.
A pocos meses de estar en el poder en 1978 se produce otra crisis interna,  debido a las contradicciones existentes entre las tendencias de Jacobo Majluta y Salvador Jorge Blanco; en 1986 se produce otra división por las diferencias entre Peña Gómez y Jacobo Majluta, originando la fundación del Partido Revolucionario Independiente (PRI) y en 2004 se produce otra división con la salida de Hatuey   de Camps.
Ahora está sobre el tapete una enorme crisis interna cada vez más aguda y que se desprende de la incorrecta actitud asumida por el “presidente”, por su desleal postura  por el flaco papel que “jugó”, en el pasado proceso electoral, en que parecía más un alto dirigente del PLD que un perredeísta.
Vargas Maldonado, al adoptar una postura política contraria a los intereses de los perredeistas, (totalmente a favor del PLD) debió advertir que estaba cavando su propia tumba política a lo interno de dicha organización, pues resulta muy difícil (por no decir imposible) que los aguerridos militantes y simpatizantes del PRD le perdonen su traición. Tan así, que el “presidente” del PRD se podrá lanzar como candidato a lo que quiera, pero no contará jamás con el apoyo de sectores importantes decisivos, tanto fuera como dentro de dicha organización.
Aunque resulte doloroso, tenemos que admitir que Miguel Vargas Maldonado tiene el juego trancado PRD, con la cajita en sus manos (los tribunales que le favorecen y le favorecerán) y que este tranque lo mantiene secuestrado y/o embargado y, por tanto, totalmente impedido de jugar con el rol de partido opositor que le compete jugar en la presente coyuntura económica y política en la que nos desenvolvemos.
Ahora bien, lo que más le convendría al PRD para poder salir del atolladero en que se encuentra es la celebración, cuanto antes, de una convención interna abierta, libre, democrática y disciplinada que le permita a su base escoger sus autoridades, lo que le permitiría ponerse en buenas condiciones de cara a las elecciones de 2916.
Pero que nadie se haga ilusiones: Miguel Vargas no propiciará, ni permitirá la celebración de una convención con la participación de los perredeístas, ya que la misma le pasaría el rolo. 

Autor: RAMON A. CABRAL







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