Veinte Millones y mas

https://www.elvalleinformativo.com/2013/06/veinte-millones-y-mas.html
Por ROSARIO ESPINAL
No es el premio mayor de la Lotería Nacional ni de otra de las
tantas apuesta que se realizan en miles de bancas instaladas por toda la
geografía para promover la vagancia nacional. 20 millones es aproximadamente la
población conjunta de República Dominicana y Haití, dos pequeños países que
ocupan una isla de solo unos 75 mil kilómetros cuadrados, la mitad desforestada
y súper-poblada.
De un lado no se vislumbra desarrollo por más ilusiones que se
abriguen. Pugnas entre grupos y jefecitos, dictaduras, ocupaciones extranjeras,
extenso analfabetismo y pobreza han impedido el despegue de Haití para trillar
mejor sendero.
Si hay buen arte, lo borró la pobreza; si hay orgullo nacional, lo
borró el éxodo; y la propia naturaleza se encargó de remover hasta las raíces
con un terremoto que echó abajo mucho de lo que se sostenía. El veredicto de
sus propios pobladores es claro, la mayoría quiere irse.
En el Informe de Desarrollo Humano 2012, Haití ocupó el lugar 161
entre 186 países del mundo, y el último lugar entre los países de América
Latina y el Caribe; y en la clasificación de desarrollo, Haití es el único país
de la región que se coloca en el nivel bajo.
Su índice de desarrollo humano en una escala de 0 a 1, medido en
términos de expectativa de vida, escolaridad, e ingreso per cápita es 0.456; y
el índice de desarrollo humano ajustado por desigualdad es 0.273. Esto
significa que en Haití hay bajo nivel de desarrollo humano en general, pero
además, muy pocos acceden al bienestar por la desigualdad.
Del otro lado de la isla domina la apariencia de progreso, que es
real cuando se compara con el vecino país. La infraestructura vial, los cascos
urbanos de confort y los gobiernos estables, adornan la idea de prosperidad
dominicana.
El país ocupa la posición 96 en desarrollo humano en la categoría
media, pero 12 países de los 20 de América Latina, ocupan mejor posición. El
índice de desarrollo humano es 0.702, pero cuando se ajusta por desigualdad
solo alcanza 0.51. Mejor que Haití, pero no halagüeño porque el crecimiento
económico de medio siglo no ha reducido significativamente la desigualdad.
Muchos dominicanos marcharon al exterior porque los salarios
locales no alcanzan para escalar las capas medias. Trabajan en fábricas,
servicios básicos, pequeños negocios, prostitución, y unos pocos ocupan mejor
posición. Por allá concretan parcialmente sus sueños y se empeñan en enviar
remesas a sus familiares.
Cuando sumamos los dominicanos y haitianos que emigraron a
terceros países, la prole de estas dos naciones sobrepasa los 20 millones.
Si República Dominicana y Haití fueran sociedades prósperas, con
buenos gobiernos, con una clase empresarial sólida y emprendedora, y creadora
de empleos con buenos salarios, los 20 millones no constituirían un gran
desafío; pero no es así.
En Haití no se vislumbra asidero económico ni político, y en
República Dominicana, a pesar del crecimiento y la estabilidad, hay muchas carencias
y desafíos.
La clase política dominicana es irreverentemente corrupta, y esto
marca la sociedad, no a la inversa. La élite económica es partícipe de los
beneficios ilícitos y aprueba la corrupción que imposibilita la racionalidad
pública. El pueblo imita o se irrita.
El clientelismo acompaña la corrupción y la hace potable a un
amplio segmento de la sociedad. La criminalidad es efecto de la corrupción, la
pobreza y la desigualdad.
20 millones de habitantes es mucha gente para esta pequeña isla,
pobre y desforestada. Tanto incremento poblacional obstaculizará siempre el
bienestar. Tanta migración haitiana indocumentada a República Dominicana es una
gran irresponsabilidad gubernamental de repercusión social.
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