Veeduría Ciudadana

https://www.elvalleinformativo.com/2013/07/veeduria-ciudadana.html
Félix Bautista
La evolución constante de las sociedades hacia sistemas cada vez más
democráticos ha permitido nuevos medios que permiten una intervención
directa de los ciudadanos en el proceso de supervisión y evaluación de las
decisiones políticas, con la finalidad de crear ambientes participativos e
incluyentes que suplan las deficiencias que los mecanismos tradicionales de
canalización de las demandas sociales en gobiernos puramente representativos
han venido presentando en los últimos años.
La veeduría ciudadana es uno de los mecanismos de participación que
permiten a los ciudadanos erigirse en vigilantes de la gestión pública,
contribuyendo al fortalecimiento de la democracia al crear espacios en los que
las personas pueden tener una participación activa en la dinamización de sus
relaciones con el Estado.
La palabra “veeduría” deriva del termino veedor que de acuerdo al
Diccionario de la Real Academia Española, se refiere a alguien que ve, mira o
registra con curiosidad las acciones de los otros, que inspecciona u observa; y
su origen se vincula a los tiempos de las monarquías, cuando se denominaba
“veedor de vianda” a aquella persona encargada de vigilar que se sirviese sin
desfalco a la mesa lo que se había ordenado.
Hoy día, la esencia de la acción del veedor sigue siendo la misma:
la vigilancia. Desde luego, el objeto de las veedurías en la actualidad
es, además de vigilar, promover el cumplimiento de los compromisos
adquiridos por el Estado con la ciudadanía, proponiendo alternativas a la
solución de problemas y el subsiguiente examen de los resultados de las
actuaciones de los funcionarios e instituciones públicas y su apego a los
marcos normativos y legales.
Las veedurías deben contar con un alto grado de independencia entre los
veedores y aquellos que son vigilados para evitar cualquier tipo de influencia
en su desarrollo, garantizando así su autonomía.
Esto implica que los ciudadanos que realizan las acciones de veeduría no
deben tener conexión respecto del objeto de la vigilancia, lo que permite
establecer relaciones más horizontales entre el Estado y los ciudadanos al
equilibrar las relaciones de poder. Las implicaciones de la realización de
veedurías, además de la protección de los derechos de la población, promueve
que cada vez más actores se empoderen e involucren de manera organizada en las
ejecutorias estatales, creando canales más efectivos de comunicación y diálogo
entre los distintos estamentos de poder y el soberano.
También fomenta la realización de una gestión pública más eficiente y
transparente que se centre en las reales necesidades de la población y con
menores niveles de corrupción a través de la formulación de políticas, planes y
programas públicos cuyas metas y resultados sean verificables.
El ejercicio de una veeduría efectiva demanda la materialización
de elementos claves para su eficacia: acceso a la información
pública, de forma tal que los ciudadanos dispongan de los instrumentos
(disposiciones legales, procedimentales, administrativas, presupuestales,
financieras, técnicas, etc.) para evaluar adecuadamente el objeto de su
vigilancia y monitorear la toma de decisiones gubernamentales. Esta información
debe ser oportuna y fiel a la realidad.
Otro aspecto importante es la promoción y apertura del diálogo entre
ciudadanos y la administración pública, permitiendo que este ejercicio
participativo se perciba como una herramienta de legitimación y no como un
injerencia forzada en las actividades del gobierno.
Para lograr esto, es necesario instruir a los ciudadanos y
responsables públicos sobre la naturaleza interactiva de la veeduría y su
finalidad última como un mecanismo que busca mejorar la gestión a través
de la transparencia y la corresponsabilidad ciudadana por medio de la
transferencia del poder absoluto y perpetuo que reside en el pueblo.
Es fundamental contar con un marco jurídico que permita realizar la
veeduría social con directrices claras y de manera responsable. Contar con esta
regulación permitirá a las personas identificar el alcance de este ejercicio de
ciudadanía, sus fines y procedimientos: al tiempo que garantizaría a las
autoridades públicas que su realización sea apegada a criterios de
responsabilidad para evitar su uso imprudente y desbordado.
En el país no existe actualmente un marco normativo específico que
regule las veedurías ciudadanas.
El Proyecto de Ley Orgánica sobre los Derechos de Participación
Ciudadana y Mecanismos de Control Social de nuestra autoría, tiene un Capítulo
dedicado a las veedurías ciudadanas, entendidas como “un mecanismo
democrático de control social que permite a los ciudadanos de manera
organizada, ejercer vigilancia sobre la gestión pública administrativa y sus
autoridades en la observancia de los principios de eficacia, transparencia,
planificación, racionalización y continuidad”.
Se han concebido al tenor de esa propuesta, ya aprobada por el Senado de
la República, con los siguientes objetivos principales: fungir como un
mecanismo de control contra prácticas de corrupción en la gestión pública;
velar por los intereses de la comunidad como beneficiarias de la gestión
administrativa; velar por el cumplimiento de los principios que rigen la
función pública; promover las relaciones horizontales entre los ciudadanos y la
administración pública; promover un ejercicio público transparente, accesible y
documentado y promocionar el liderazgo y la participación ciudadana.
La existencia de una legislación de esta naturaleza ayudará a eliminar
los principales obstáculos con que se enfrentan los ciudadanos que desean
ejercer su derecho de veedores, como son la resistencia de las
autoridades a permitir el acceso a las informaciones necesarias en el tiempo
oportuno y con el detalle y la calidad requeridos; la falta de voluntad
política de los funcionarios para garantizar un manejo transparente de los recursos;
la coexistencia de liderazgos monopolizados e individuales; y la resistencia a
los cambios y propuestas sugeridos por los veedores.
Las veedurías ciudadanas son muy importantes en la configuración
efectiva de un Estado incluyente, en el que el bienestar social y los niveles
del desarrollo humano sean las metas a lograr por medio del empoderamiento y
participación de la ciudadanía.
Una frase atribuida a Thomas Jefferson, 3er. presidente de los Estados
Unidos, refleja la esencia de las veedurías ciudadanas: “Eterna vigilancia es
el precio de la libertad”.
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