Sexualidad y sociedad
https://www.elvalleinformativo.com/2013/08/sexualidad-y-sociedad.html
Por ANULFO MATEO PÉREZ
I
La designación de James
'Wally' Brewster como embajador de Estados Unidos en la República Dominicana,
considerado “activista gay” en su país, ha desatado una renovada discusión
sobre el tema de la homosexualidad, de gran e inusitado interés científico
desde el siglo XIX y de enfoques diversos en cuanto a su definición,
clasificación, causalidad y dinámica psicosocial.
El término homosexualidad
se refiere tanto a la orientación como a la conducta del individuo que elige
como “objeto sexual” a una persona de su mismo sexo, según los criterios de R.
Salamanca.
La conducta homosexual,
considerada por algunos como variante alternativa de la sexualidad, se observa
en la mayoría de las sociedades contemporáneas y en otras existe sepultada en
la intimidad.
La orientación y práctica
homosexualidad se manifieta en distintas clases sociales, se considera tan
vieja como la humanidad y su existencia ha sido detectada en escritos y artes
gráficas de la antigüedad.
Las discusiones relativas
al tema han estado vinculadas a concepciones morales, religiosas, y por sus
implicaciones con los sistemas de valores culturales, se hace más que difícil
la objetividad y desapasionamiento científico.
Por tales causas, en
principio la homosexualidad fue incluida bajo el epígrafe de “Trastornos de la personalidad
y otras alteraciones mentales no psiquiátricas”, por la American Psychiatric
Asociation.
En el pasado las
apreciaciones fueron más severas. En un momento la homosexualidad fue incluida
en los “Trastornos sociopáticos de la personalidad” y como “personalidades
psicopáticas” con sexualidad patológica.
En abril de 1974, la misma
American Psychiatric Asociation determinó que la homosexualidad no se incluyese
ya durante más tiempo entre las enfermedades mentales.
II
Dentro del grupo homosexual
existen tantas diferencias como entre los heterosexuales, con una gran
diversidad de tipologías, tanto de personalidad, como en el tipo de los
contactos. En el estudio de la homosexualidad, algunos autores la han
clasificado en Episódica, Exclusiva y Preferencial.
1. Episódica, cuando
aparece en situaciones que favorecen esta conducta; en la adolescencia —época
de la búsqueda de identidad—, en prisioneros, monjes y soldados acuartelados,
entre otros.
2. Exclusiva, cuando en la
edad adulta hay ausencia total de contacto erótico con el sexo opuesto.
3. Preferencial, se
presenta en sujetos con práctica hetero y homosexual, con preferencia de esta
última.
La exclusiva puede ser
egosintónica, cuando es aceptada plenamente por el sujeto; egodistónica, cuando
esta provoca sufrimiento psíquico y social y lucha por separarse de la misma
por considerarla anormal o “indeseable”.
En este último caso, es
notable sentimiento de culpa, vergüenza, ansiedad, depresión, e ideación
suicida, gestos e intentos suicidas repetitivos. Son los que buscan ayuda
psicológica.
Entre las causas probables
de esta práctica sexual “alternativa”, se ha planteado la genética
(heredo-familiar) y como estigma de alguna enfermedad degenerativa del sistema
nervioso central.
Otra hipótesis es la
concepción griega de la bisexualidad orgánica, partiendo de las aparentes
características hermafroditas del incipiente embrión humano.
Las apreciaciones
psicoanalíticas han combinado este concepto de bisexualidad con la teoría del
desarrollo apoyada en factores psicosociales. Sigmund Freud sostuvo que existe
una bisexualidad psíquica normal en todos los seres humanos, partiendo de la
premisa biológica establecida por los griegos.
III
En 1962, Irving Bieber
rechazó la teoría freudiana de la bisexualidad psíquica normal y argumentó que
la heterosexualidad es la norma biológica de los mamíferos, incluida la especie
humana y precisó que la homosexualidad sería secundaria a “miedos a la función
heterosexual, generados a partir de experiencias vitales desfavorables.
La contradicción entre
ambos investigadores es más que interesante. Mientras Freud defiende la
“homosexualidad latente” en los heterosexuales, Bieber postula que todos los
homosexuales son “heterosexuales latentes”.
El desarrollo de la
endocrinología y la genética modernas han permitido exploraciones en el sentido
de las causas de la homosexualidad en esos renglones, orientada a esa condición
en el sexo masculino.
En 1952, Kallman estudió 85
homosexuales gemelos y en los 40 pares monocigóticos alcanzaba un 100% en los
índices de homosexualidad. Esos hallazgos no han sido ratificados por ningún
otro investigador.
Hasta hace unas décadas,
los estudios hormonales no habían reportado diferencias significativas entre
los homosexuales y los controles heterosexuales seleccionados para esos fines.
Posteriormente, Loraine y
colaboradores comunicaron el hallazgo de niveles anormalmente bajos de
testosterona urinaria en homosexuales exclusivos, contraste con las cifras
normales de los controles.
La teoría más prevalente,
según Bieber y colaboradores, sería la constelación parental compuesta por un
padre hostil y distante y una madre seductora que domina y minimiza a su
marido.
Freud había defendido en
1905 en “Tres ensayos sobre la teoría de la sexualidad”, que los hombres con
padres débiles o ausentes y madres frustradas “eran más propensos a convertirse
en homosexuales”.
IV
En la práctica sexual en
individuos del mismo sexo, el aspecto psicosocial es enfatizado más en países
desarrollados, donde existe la llamada “comunidad homosexual”. Hooker señala
que los “bares gay” funcionan como “instituciones sociales”, en que el sujeto
tiene la oportunidad de intercambiar experiencias, convirtiéndolas en un punto
de fiesta y de reunión que sirven de iniciación de un “modo activo”.
Indica Hooker que en el
ambiente gay estos lugares son conocido como “coming out”, donde los encuentros
se hacen rutinarios. Entre estos se forman parejas estables e inestables,
dentro o fuera del matrimonio, como es el caso de algunos países.
Cuando la relación
homosexual es inestable tienen tendencia a la promiscuidad, y al igual que los
heterosexuales, pueden sufrir o no disfunciones sexuales y problemas
psicológicos.
En nuestros países, de
condicionamientos machistas, es más frecuente la marcada diferencia entre los
homosexuales "afeminados" y los homosexuales “varoniles” (que toman
el rol masculino durante el coito).
En cuanto a la
homosexualidad femenina, tanto sus causas como su incidencia son más “oscuras”
que la masculina y acuden con menos al psicoterapeuta.
De acuerdo a la teoría
freudiana, algunas lesbianas han tenido padres poco asertivos y madres hostiles
y dominantes. Otras han tenido durante la niñez y adolescencia intensas
relaciones seductoras con sus padres, frente a madres narcisistas.
En cuanto a si la
homosexualidad es normal o anormal, Freud expuso en la “Carta a una madre
americana”: “No cabe la duda de que la homosexualidad no supone una ventaja,
pero tampoco una vergüenza, ni un vicio, ni una degradación, ni puede ser clasificada
como enfermedad…”.
En el tema hay mucha tela
por donde cortar, y hay de todo como en botica. De manera que el debate no es
nuevo y creo que no terminará durante lo que resta de este siglo.
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