Gobernadores de colonia

Por ANULFO MATEO PÉREZ 1 de 2 La “fiebre del oro” es conocida como el período de migración apresurada y de forma masiva hacia California, EEUU, de personas que vivían en duras condiciones socio-económicas; pequeños granjeros,rufianes y aventureros que soñaban con hacerse ricos con el hallazgo de una veta del valioso metal. El fenómeno se produjo en el año 1849, al coincidir en el tiempo las mejoras en los medios de comunicación (periódicos y transporte), que llevaban noticias y rumores sobre el negocio de ese apreciado recurso. Por supuesto, la lucha por encontrar el reluciente mental venía de la insatisfacción social y económica de una parte de la población, y porque el sistema monetario internacional se había basado en el patrón oro. En 1849 y años sucesivos, muy pocos mineros se hicieron ricos en EEUU, mientras que los comerciantes de esa mercancía hicieron fortuna. La “fiebre del oro” la vienen padeciendo desde entonces las transnacionales de ese sector. Ya no son “mineros harapientos” los que padecen “hipertermia” por el oro, sino grupos económicos multinacionales insaciables, que usan su poder contra la soberanía de los pueblos para saquearlos. En otras palabras, “gánsteres económicos”, como les llama John Perkins en su obra “Historia secreta del imperio americano”, capaces de amedrentar o matar presidentes de repúblicas bananeras a su merced. La observación de la ley que declaraba a Loma Miranda parque nacional, es parte de esa historia, donde se ha expresado desde el chantaje, hasta veladas amenazas de Falconbridge. La desgracia de nuestro país es que los presidentes son en realidad gobernadores de colonia, incapaces de resistir las presiones del poder político, económico y militar de esos enclaves y sus socios locales de pacotilla.

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