EXAGERACIONES QUE ENSEÑAN
https://www.elvalleinformativo.com/2015/08/exageraciones-que-ensenan.html
Por Roberto Rosado Fernández
Muchas
de las personas que emiten juicios de valor lo hacen sin estar seguros de que
aquello que afirman obedece a la verdad. Por lo general se le da mucho crédito
al rumor. El rumor corre muy rápido. Su velocidad sobrepasa las millas del
tablero del vehículo más moderno que existe. Es la emisora de mayor alcance y
la de mayor audiencia.
A
los accidentes de tránsito le agregan muertos y le doblan los heridos. A los
casos de simple consulta médica lo agravan, de tal manera, que parece en
gravedad o agonía. Un colma don lo elevan a supermercado, colocando a su
propietario como rico millonario. Todo entra en exageración.
Todo
depende del grado de simpatía que tenga con quien y de quien habla. Esto
determinara su disminución o elevación, su ridiculez o alabanza, en fin su
grandeza o pequeñez. Una trompada o bofetón
es una paliza o una gran pela de calzón
quitado. La muchacha o muchacho que le mira o cruza por su lado es para observar
su talento y su belleza.
El
pobre es tan pobre que no vale nada y el rico puede comprar hasta la belleza.
Todo es como su percepción indica, nadie
está por encima de su creencia y quien cuestiona sus criterios entra en el mundo de los pequeños.
En
ese mundo de contradicción vive toda su vida envuelto en una aparente verdad.
Una verdad creada por él o ella de la que solo está seguro quien la
afirma.
Su
carro es el mejor, su alcoba la mas especial y cara, sus hijos los más
inteligentes, sus utensilios de cocina los más caros, su casa la más hermosa y
limpia del barrio y sus amigos los mejores seleccionados. Así se pasa la vida
diciendo cosas que todos saben no es así mientras él o ella asegura su verdad.
Su
partido es el más puro aunque todos se hayan hecho millonarios con el erario público.
Su nota la más alta aunque se graduara
con el mínimo requerido para ser promovido o promovida. Su edad nunca pasa de
30 años aunque se note a distancia la que realmente tiene. Su figura se destaca
y todo quien le mira le envidia su exagerada belleza.
Todos
los años le eligen para representar la institución donde trabaja en eventos nacionales e internacionales de
los que nunca rinde un informe y su puesto de trabajo está asegurado por los
resultados que obtiene a favor del crecimiento y calidad de la institución.
Varias
veces al día le llaman de todas partes del continente para impartir
conferencias sobre temas diversos del mundo de la ciencia y que solo él o ella
domina a la perfección.
Nadie
osa en llamarle la atención por no exponerse a reprimenda de sus jefes debido a
su buen comportamiento y rendimiento en el trabajo. Todos deben recibir
orientaciones suyas que son las acertadas para que la institución permanezca
entre las principales.
Cada
vez que opina sobre algo se debe a los estudios realizados en esa área del saber.
Sus criterios son sentencias que asume todo lector debido a sus
incuestionables juicios de valor debidamente sustentados.
Es,
a su juicio, filósofo, sociólogo, historiador, periodista, locutor, geólogo,
antropólogo, psicólogo, poeta, analista, pedagogo y, mucho más. Aristóteles, Sócrates, Platón,
Marx, Engels, Lenin, Stalin y Jesucristo tendrían que solicicitarle una
consulta para pedirle revisión de sus criterios antes de ser publicados o
expuestos en público.
Así
las cosas, ningún humano podrá hacer nada sin su consentimiento y todo lo que
se haga o vaya a hacerse para desarrollar la nación, ya sea desde el gobierno o
cualquier institución de este, tendrá que ser aprobado por él o ella salvo que
se quiera correr el riesgo del fracaso anticipado.
Roberto Rosado Fernández
Profesor UASD, San Juan de la Maguana.
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