Las élites y el racismo dominicano
https://www.elvalleinformativo.com/2016/08/las-elites-y-el-racismo-dominicano.html
Por Rubén Moreta
En el siglo XVI se inició
la trasplantación de hombres y mujeres africanos en nuestra isla, lo que trajo
como consecuencia una singular mezcla racial-cultural entre aborígenes,
españoles y negros, que se fue fusionando hasta constituir el sujeto dominicano.
Las élites han entronizado
una identidad hispanófila, que desdibuja las demás piezas de nuestra
construcción social. Han levantado un
discurso apoteósico de los elementos “caucásicos” y/o europeos frente a un
desdén por el torrente africano, a toda luz imposible de camuflar, porque
aunque queramos encubrirlo no lo lograríamos, porque conforme la décima del
poeta Juan Antonio Alix: “lo negro lo tenemos detrás de la oreja”
La intelectualidad nacional
solo ensalza una pretendida etnicidad pro-europea, con la que dejan entrever su
evidente complejo étnico-racial. Pero lo
africano –inocultable como el sol de los días en el caribe- se destaca en
nuestra genética y acervo cultural (lenguaje, música, gastronomía, religiosidad,
etc).
Se ha erigido un enfoque racista
que menosprecia los elementos africanos en nuestra cultura, a tal punto que los
jóvenes varones en los barrios dominicanos, con sus afros o pelos rizados,
suelen ser discriminados por los agentes de la policía. Muchos son metidos en el calabozo solo por
exhibir el pelo encarrujado. Si el joven acude a buscar trabajo a una empresa
con su pelo ensortijado generalmente no es admitido. Asimismo, está el estereotipo de que los
varones que se dejan crecer el pelo a legadamente consumen enervantes.
Las élites han impuesto que
en la socialización habitual del dominicano todo lo negativo es asociado con lo
negro: “tuve un día negro”, “tengo una suerte negra”; retumban las expresiones
de los abuelos y padres: “él o ella es muy buena, pero es negra”, “en mi casa
solo el caldero negro”, “dañaste la familia con ese negro o esa negra”, “eso es
comida de negros”, entre muchas otras.
Las élites han enraizado
una ideología antihaitiana. Esta se
impuso en el gobierno del dictador Trujillo, quien llegó al colmo en 1937 de
asesinar a millares de haitianos en toda la geografía nacional. En el
imaginario del sujeto dominicano la negritud no existe. Negros son los haitianos.
Discriminar a quienes usan pelo rizado es desdeñar la negritud en
un país de negros y mulatos. Un
absurdo.
El racismo criollo es la
evidencia de que la negritud es la herencia incómoda de los dominicanos.
El autor es Profesor UASD.
Publicar un comentarioDefault CommentsFacebook Comments