LA ESCUELA NO PUEDE SOLA
https://www.elvalleinformativo.com/2016/12/la-escuela-no-puede-sola.html
Roberto
Rosado Fernández,
UASD,
San Juan de la Maguana.
La delincuencia ha tomado cuerpo
en todos los rincones de la República Dominicana. Hay involucrados grupos
ligados a todos los ambientes sociales que hacen vida en la nación.
Los que delinquen parecen
estar protegidos por los llamados a poner los correctivos que impidan que los
noticiarios de cada medio de comunicación se llenen de informaciones solo
referidas a crímenes, asaltos y otros delitos.
Los argumentos en torno al
grado de culpabilidad de las instituciones la centran en la familia, la
escuela, los organismos policiales y el PODER JUDICIAL.
La familia por el grado de
permisibilidad de los padres a los hijos, sobre todo cuando delinquen y por la
falta de controles para planificar lo que deben ver en los medios de
comunicación, es decir, las proyecciones de películas y programas que engendran
violencia y promueven anti valores reñidos con la ética, la moral y las buenas
costumbres.
La escuela debido a su
papel formativo y orientador en torno al modelo de hombre y sociedad que se
debe formar, los valores que se le debe inculcar desde la escuela para que
puedan ser críticos, reflexivos y
agentes de cambios conforme a la dinámica y desenvolvimiento de la sociedad.
La policía por su
responsabilidad en el orden y control del comportamiento de la ciudadanía y
coarte, a su vez, de la delincuencia, y, el Poder Judicial como responsable de
conocer el fondo de los expedientes que se le deposita ya sea del tren policial
o por fiscalía.
Por lo que se ve a diario,
estos mecanismos no parecen estar llenando las expectativas para la que fueron
creados y como la sociedad espera de ellos.
La creciente delincuencia
sigue creando desequilibrios expresados en temor y miedo por la poca garantía
de seguridad. Esta delincuencia ha tocado las puertas de todos los sectores de
la vida social incluyendo el propio estado y sus instituciones sin que se
vislumbre alguna iniciativa que toque la raíz del problema.
Se hace urgente y necesario
por demás buscar alguna fórmula que detenga esta ola delictiva. Me parece
adecuada una política de estado que impida que las generaciones nuevas no
ingresen a este mundo de tanto desequilibrio y tanta impunidad.
No es posible desde la
familia y la escuela, ambas no alcanzan,
la otra escuela es mayor, tiene más recursos y está más tiempo con los niños y
los jóvenes mientras los padres buscan su sustento.
La televisión y la radio
pueden más que todos los mecanismos existentes en la escuela y en el hogar. Las
películas y las novelas son escuelas del placer exagerado, de la vida
descompuesta, de la riqueza fácil, de la violencia en todos los sentidos, de
las inconductas y el irrespeto.
A pesar de los esfuerzos
que se hacen en cada hogar y de las tareas que realiza la escuela, aquella escuela, engendradora de toda violencia, es
mayor y más eficiente, penetra más en la juventud induciéndola a rechazar las
orientaciones tanto del hogar como de la
escuela.
La tarea más efectiva
vendría desde el estado con el solo
hecho de establecer controles que garanticen que lo que se proyecte en la
televisión vaya en consonancia con las enseñanzas del hogar y la escuela.
De hacerse esta parte es
probable que tengamos en el futuro más jóvenes pensando en una profesión,
formar un hogar y sostenerlo con los
recursos que le genera el empleo en vez de delinquir.
¡OJALA QUE SE PUEDA!

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