La detección de las ondas gravitacionales gana el Nobel de Física
https://www.elvalleinformativo.com/2017/10/la-deteccion-de-las-ondas.html
MADRID-----La Academia de
las Ciencias sueca ha concedido el Nobel de Física 2017 a los científicos que
detectaron por primera vez las ondas gravitacionales en el laboratorio
estadounidense LIGO (Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory).
Se trataba de la única
parte de la Teoría de la Relatividad de Einstein que quedaba por demostrar y su
detección, dicen los científicos, abrió una nueva era en la astronomía. Rainer
Weiss (Berlín, 1932), Barry C. Barish (Omaha, EEUU, 1936) y Kip S. Thorne
(Logan, EEUU, 1940) son los tres investigadores galardonados por un logro
científico que ha involucrado a más de mil investigadores de 20 países en los
últimos años.
Los padres de las ondas
gravitacionales también han sido galardonados este año con el Premio Princesa
de Asturias de Investigación. Las ondas gravitacionales son perturbaciones en
el espacio tiempo, ondulaciones que viajan a la velocidad de la luz y que son
producidas por fenómenos muy violentos del Universo, como la fusión de agujeros
negros.
Albert Einstein predijo su
existencia y cien años después se ha logrado demostrar que estaba en lo cierto.
Lo único en lo que se equivocó el genio alemán fue en pensar que su existencia
nunca podría ser probada empíricamente por la ciencia.
El 14 de septiembre de
2015 fueron detectadas por primera vez cuando al laboratorio LIGO, en EEUU,
llegaron los ecos o huellas de una colisión entre dos agujeros negros que se
produjo a 1.300 millones de años luz.
El anuncio se hizo el 11
de febrero de 2016, en medio de una gran expectación y tras varios días de
intensos rumores. Desde entonces, han sido detectadas otras tres veces. En las
cuatro ocasiones se trató de ondas generadas durante el choque de agujeros
negros.
40 años de trabajo"Con su entusiasmo y determinación", dice
el acta del jurado de los Nobel, estos tres investigadores han sido decisivos
para el éxito de LIGO, y han liderado un proyecto que se ha prolongado a lo
largo de cuatro décadas de esfuerzos, y que ha culminado finalmente en la
detección de las ondas gravitacionales.
Y es que el proyecto LIGO
fue propuesto inicialmente en los años 80 por Rainer Weiss, en la actualidad
profesor emérito de Física del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT);
Kip Thorne, del Instituto de Tecnología de California (Caltech) y Ron Drever,
que falleció el pasado marzo. Barry Barish (Caltech) se unió al proyecto en
1994 y posteriormente fue nombrado director.
"Legítimamente, este
premio pertenece a los cientos de científicos e ingenieros de LIGO que han
construido y perfeccionado nuestros complejos interferómetros, y a los cientos
de científicos de LIGO y Virgo que encontraron las señales de las ondas
gravitacionales entre los ruidosos datos de LIGO, y extrajeron la
información", ha declarado Kip Thorne tras conocer que era uno de los
galardonados con el Nobel de Física."
La detección es un
auténtico triunfo de los modernos experimentos de física a gran escala",
apuntó por su parte Barish, que destacó que desde que se recibió la señal
procedente de esos agujeros negros aquel 14 de septiembre de 2015, los
científicos sólo tardaron unos minutos en identificar ese evento astronómico y
en hacer el análisis que demostró que las ondas gravitacionales existían.
Cuatro detecciones La
cuarta y última de las cuatro detecciones de las ondas gravitacionales,
anunciada el pasado 27 de septiembre, tuvo la particularidad de que no sólo fue
observada en los dos laboratorios LIGO que hay en EEUU, sino que también llegó
al detector Virgo, situado a las afueras de Pisa (Italia), que el pasado agosto
se unió al proyecto LIGO, y en el que participa un grupo de la Universidad de
Valencia.
Los tres detectores
observaron las mismas ondas gravitacionales el pasado 14 de agosto, originadas
tras un choque dos agujeros negros de mediano tamaño que se produjo hace 1.800
millones de años."
Con estos tres
instrumentos en marcha se ha podido localizar la fuente con mucha más
precisión", afirma en conversación telefónica Alicia Sintes, profesora de
Física de la Universidad de las lslas Baleares (UIB) y una de las
investigadoras españolas que forma parte del proyecto LIGO.
Según explica Sintes,
líder del Grupo de Relatividad y Gravitación de la UIB, "las ondas
gravitacionales tienen propiedades distintas a la luz", lo que supone
"abrir un nuevo espacio del espectro electromagnético y poder hacer nuevos
experimentos para ver cosas que antes no se podían observar".
"Que se haya
reconocido este descubrimiento ha sido una gran satisfacción porque detectar
las ondas gravitacionales fue un hecho histórico en la ciencia que marca un
antes y un después en la historia de la astronomía.
Estamos muy contentos por
los tres premiados porque realmente se lo merecen", asegura la profesora
del departamento de Física de la UIB, que estimaba en un 30% las posibilidades
de que el Nobel de Física de este año fuera para este hito científico.
Un total de 14
investigadores de la universidad balear se dedican al estudio de las ondas
gravitacionales procedentes de las fusiones de sistemas binarios de agujeros
negros y otros objetos. Según detalla Sintes, su trabajo se centra en
"descifrar la onda", uno de los aspectos clave de la investigación de
estos fenómenos, pues "los perfiles de las ondas son muy distintos".
El interferómetro LIGO
consta de dos detectores idénticos situados a una distancia 3.002 kilómetros
(uno está en Hanford y otro en Livingston). Cada brazo del detector, que
comenzó a buscar ondas gravitacionales en 2002, tiene cuatro kilómetros de
longitud.
India y Japón están
construyendo actualmente otros interferómetros que también se dedicarán a
estudiar ondas gravitacionales. El laboratorio nipón se llama KAGRA y tendrá
dos brazos de 3 km. de longitud. El de la India será el tercer brazo de LIGO
(los otros dos están en EEUU) y se prevé que entre en funcionamiento a
principios de la próxima década.
"Toda esta red de interferómetros nos va
a permitir ver más eventos astronómicos, localizarlos mejor y extraer más
información", dice Sintes. Y es que no se trata sólo de agujeros negros,
sino de ondas gravitacionales provocadas por el choque de otros objetos como
estrellas de neutrones en rotación o eventos de tipo supernova.
Gracias a estos instrumentos, añade Sintes,
los científicos podrían llegar a obtener "información del universo
primitivo, cuando no tenía ni un segundo de vida". Un premio esperadoLa
concesión del Nobel de Física a estos investigadores no ha sorprendido a la
comunidad científica. Carlos F. Sopuerta, investigador Instituto de Ciencias
del Espacio (CSIC-IEEC), tenía "plena confianza" en que el galardón
sería para la detección de las ondas gravitacionales. "Podrían habérselo
concedido incluso el año pasado si el anuncio se hubiera producido un poco
antes", señala por teléfono.
Y si los laboratorios
terrestres LIGO y VIRGO detectan ondas gravitacionales desde la tierra, la
misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) LISA lo hará desde el espacio.
Sopuerta forma parte del proyecto liderado por Europa para construir este
ambicioso observatorio espacial, en el que la ESA va a invertir 1.050 millones
de euros.
Tras el éxito de la misión
de la Agencia Espacial Europea (ESA) Lisa Pathfinder,, cuyo objetivo era
mostrar si era viable construir un observatorio espacial, se dio luz verde a
LISA. "Oficialmente, el lanzamiento de la misión es en 2034 pero como hemos
empezado antes de lo previsto, podría adelantarse", afirma.
Alicia Sintes cree que el
observatorio espacial LISA y los detectores terrestres permitirán hacer
observaciones complementarias: "Habrá objetos que ellos vean y nosotros
no, y viceversa. Y también desde el espacio se podrá predecir cuándo va a
ocurrir uno de esos eventos para estar sobre aviso", señala.
"Han hecho falta 100
años para confirmar la existencia de las ondas gravitacionales pero nuestras
observaciones durante los dos últimos años ya han suscitado preguntas sobre la
formación y la evolución de los agujeros negros, y nos ha permitido probar la
gravedad de Einstein con una precisión increíblemente mayor de lo que era
posible antes", ha declarado en un comunicado B S Sathyaprakash, investigador
de la Universidad de Cardiff, uno de los miembros del equipo LIGO. Cada Premio
Nobel está dotado con nueve millones de coronas suecas (unos 940.000 euros).
En el caso de esta edición
del Nobel de Física, la mitad será para Weiss y la otra mitad se la repartirán
de forma conjunta Thorne y Barish.
El Nobel de Medicina de
este año, anunciado el lunes, fue para científicos estadounidenses Jeffrey C.
Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young por sus investigaciones sobre los
mecanismos moleculares que regulan los ritmos circadianos.
La ceremonia de entrega
tendrá lugar el próximo 10 de diciembre, coincidiendo con el aniversario de la
muerte de su fundador, Alfred Nobel.
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