El Maestro en Perspectiva
https://www.elvalleinformativo.com/2019/04/el-maestro-en-perspectiva.html
Por Roberto Rosado Fernández,
Educador
Si se concibe la educación
como “ un proceso integral y permanente que hace posible la formación de
personas críticas, analíticas, activas, innovadoras y responsables, capaces de
contribuir a la construcción del país y
de la sociedad”, habrá de entenderse que ésta no puede ser memorística, ni
mecanicista sino que debe contribuir a promover y lograr aprendizajes
significativos con los que se consiga la adquisición de herramientas teóricas
,prácticas y tecnológicas que ayuden, a su vez, a comprender y transformar,
tanto a las personas, como el medio en que éste se desenvuelve, con el
propósito de transformar la educación, la cultura y la propia sociedad. En esta
acción queda comprometido el Estado, la
sociedad y la familia.
La educación es fundamental
para el desarrollo individual, social y productivo y las personas, en la medida
en que adquieren capacidades y
competencias de aprendizaje, son consideradas factores claves y determinantes,
tanto para su desarrollo personal como colectivo.
El educador, en ese contexto,
juega un papel preponderante no solo en
la medida en que se prepara para educar, sino en la medida en que se fortalece
intelectualmente cuando educa. Tanto el educador como el educando según Freire,
“son a su vez, educando y educador en un
proceso dialéctico”. Ambos, agrega “, se transforman en sujetos centrales del
proceso en un crecimiento mutuo, aquí la autoridad requiere estar al servicio
siendo con las libertades y en ningún caso contra ellas”.
K.D Ushinski, hablando acerca
de la autoridad pedagógica refiere,” La autoridad del maestro es su status
moral en el colectivo de alumnos y colegas, es una forma peculiar de
disciplina, con cuya ayuda el maestro
autoritario y respetable regula la conducta de los educandos e influye sobre
sus convicciones.” Y agrega “La autoridad debe ser analizada también como forma
de manifestación de las relaciones
psicológico-morales del maestro con el colectivo pedagógico y los padres. Ella
depende de todo el conjunto de cualidades personales y profesionales del pedagogo y de su actitud
hacia los valores sociales”.
Un complemento adecuado para
adecuar estos aprendizajes es las instituciones que existen en la localidad
donde le corresponde aplicar los conocimientos adquiridos, involucrarlos en los
quehaceres de la escuela, en el análisis de su problemática para aumentar su responsabilidad como sujeto
y convertirlos en parte decisoria en los asuntos relacionados con la toma de
decisiones a favor de la localidad y de la escuela.
Con ello se fortalece la
democracia y se crea, en ese ambiente de participación, la posibilidad de la
satisfacción y la oportunidad de hacer de la escuela un instrumento idóneo para
formar hombres capaces de involucrarse en el necesario proceso de
transformación de la sociedad, y, el maestro el impulsor de las acciones que
deben aplicarse para conseguirlo.
Asumir estas orientaciones
constituye un aliciente, si se quiere ayudar a disminuir los déficits que
presenta la escuela y el maestro que trabaja
en estos tiempos.
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