Las elecciones europeas
Federico A. Jovine Rijo
Lo más memorable en los últimos 79 años de la historia
europea ha sido poder convivir en paz y armonía, sin necesidad de matarse en
una guerra; algo impensable en un continente donde durante siglos las
diferencias se resolvían mediante la violencia letal.
Las cenizas de la Segunda Guerra Mundial crearon
conciencia en el liderazgo de países que fueron enemigos históricos,
posibilitando la creación de la Unión Europea, una comunidad política y de
derecho estructurada sobre un sofisticado marco institucional en permanente
construcción.
Hoy Europa es un referente planetario en materia de
derechos fundamentales, expansión de libertades humanas, democracia,
gobernabilidad y crecimiento.
Sobre esa realidad se ciernen amenazas generadas por el
cambio del modelo económico desde lo industrial hacia la especulación
financiera; que se tradujo en una deslocalización de medios de producción,
desempleo, precarización laboral; y el hecho cierto de que la actual generación
de jóvenes europeos será la primera –en mucho tiempo– que vivirá peor que sus padres.
El peligro inminente es consecuencia de esa situación. El
descreimiento colectivo y la desesperanza ciudadana se ha traducido
políticamente en el retorno de ideologías y concepciones políticas ya
superadas, que en su momento demostraron ser incapaces de garantizar lo que
prometían.
El auge de la derecha, el avance de la extrema derecha y
el populismo en Europa, es consecuencia de la incapacidad del liberalismo de
centro y del socialismo de domesticar a un capitalismo salvaje que ha devorado
la calidad de vida de los ciudadanos europeos –pactando y sirviendo al
capitalismo financiero y rentista–, pero representa también el rechazo a una
extrema izquierda que ha perdido tiempo y esfuerzos en discusiones bizantinas,
rehuyendo a hablar sobre las preocupaciones de la mayoría, mientras buena parte
de su liderazgo se corrompía o abusaba del poder.
Hoy el continente se ha convertido en una extensión de la
política exterior y militar de Estados Unidos, mientras es literalmente ocupado
–bajo aplausos– por cientos de miles de inmigrantes que, sin proceso reglado de
ningún tipo, traspasan sus fronteras; más que como invasión, acaso como
retribución histórica a la política imperialista que por siglos muchos de sus
miembros ejercieron contra sus países de origen.
Yeats lo advirtió hace tiempo: “todo se desmorona; el
centro cede; la anarquía se abate sobre el mundo…”. El resultado de las
elecciones al Parlamento Europeo es tan sólo un anticipo de lo que vendrá…
El ascenso de la derecha (y la extrema) conllevará una
redefinición de su política exterior en materia de financiación, un replanteo
de la política migratoria comunitaria, y, a lo interno del eje vertebral
–Alemania y Francia–, un reordenamiento político electoral.
A 6,000 km., la distancia no nos aísla de las consecuencias de estos sucesos, todo lo contrario, porque para nosotros, Europa es y será un referente de primer orden. Mientras, toca observ
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