La sociedad de los vínculos rotos.
04 Julio 2025, Cancún, Q.R. México.
Por: Vilmania Oviedo López.
Periodista – Locutora
Desde hace mucho tiempo como mujer joven, profesional y perteneciente a la sociedad activa del mundo de hoy, he venido observando e incluso padeciendo la actitud de mis contemporáneos frente a lo que se supone debe ser, o mejor dicho, frente a lo que ‘’a algunos nos enseñaron que debe ser.’’ Esta inquietud se refleja en todos los aspectos de la vida cotidiana.
Si iniciamos un desglose, en
los últimos tiempos hemos pasado de exigir profesionales de excelencia a apoyar
la mediocridad por preferencia, he visto como increíblemente se sobreponen
personas y personajes de nulo aporte a las instituciones, por encima de quienes
se han formado en esfuerzo y dedicación para alcanzar niveles aptos y así
cumplir estándares de calidad que eran exigidos y que hoy son ignorados. Esto
en el ámbito profesional y laboral.
En el aspecto de la vida
personal, tal como leí mientras divagaba por Instagram en la cuenta
@orientaconducta “Vivimos en una era donde comunicarte te hace ‘’intensa’’,
poner límites te hace ‘’complicada’’, tener carácter te hace ‘’rígida’’, ‘’amar
demasiado te hace tonta’’, y esforzarte por hacer que las cosas funcionen te
hace ‘’perfeccionista.’’ En resumen, la excelencia se ha convertido en lo
‘’malo’’ y la mediocridad en lo ‘’apropiado’’.
En ese mismo tenor, en la
sociedad actual se ha convertido en un reto de imposibles desafíos el hecho de
construir relaciones de todo tipo, si te permites iniciar una amistad (en el
entendido significado de la palabra cuya definición dejaré al finalizar este
articulo) eres ‘’interesado’’, si empiezas a conocer una persona para
convertirse en pareja debe ser bajo la frialdad y distancia de la comunicación
cero y el compartir nulo, porque lo contrario a esto sería ‘’abrumar’’, si en
el trabajo eres proactivo, diligente, eficiente, solidario, ‘’eres lambiscón o
busca puntos’’, si te preocupas o utilizas el sentido común eres el espécimen
raro del grupo con el cual no se puede convivir porque ‘’eres controlador’’.
Así podríamos colocar en
esta lista una serie de comportamientos y actitudes que asombran a unos cuantos
y son normales para la inmensa mayoría.
Nos hemos convertido en
entes tan agresivos y agredidos que lejos de ser la llamada ‘’generación de
cristal’’ deberíamos llamarnos ‘’propulsores de la soledad perpetua’’ porque
todo lo que nos han enseñado como ‘’bueno’’ en el presente es ‘’malo’’.
Es malo cuando obtienes
laudes por excelencia en el desempeño de la vida profesional, estudiantil o
social, es ofensivo cuando haces el bien no por intercambio de ganancias sino
por el bien común que a fin de cuentas es el que le da sentido al funcionamiento
individual, y es ‘’deplorable’’ cuando mantienes una posición coherente y leal
en las relaciones sociales, en donde encima de saberte rodeado por algún
círculo donde todo empieza con el saludo de llegada y se termina al despedirse
al cabo de 1 hora de compartir, también tienes que aprender a ver válido todo
lo impensable, con el famoso ‘’normalicemos’’.
Nuestros contemporáneos no
quieren profundizar en ningún tipo de relación interpersonal (Relaciones
laborales, de amistad, sociales, parejas, etc.) Porque eso trae consigo
responsabilidad, pero sienten depresión o tristeza cuando otros logran estar
rodeados de gente con vínculos construidos en base a todo lo que se rechaza por
no asumir sacrificios.
También es ‘’ridículo y sin
clase’’ cuando aplaudes un artista en un concierto o bailas tu música favorita,
esto traído porque ahora todos son la estrella, pagan por entrar al show no
para ver el artista, sino para que los vean allí.
Al final, existe un grupo,
dentro del cual me incluyo, que estamos en el amargo proceso de desaprender lo
que sabíamos, para aceptar y ‘’normalizar’’ lo inconsciente, imprudente,
infundado, infructuoso, inoperante, irresponsable y superficial; pues a pesar
no olvidar nuestros valores, principios y posiciones, el ejercicio de
desaprender para aprender es la única vía de permanecer en la cordura mientras
se continúa desarrollando la civilización de los vínculos rotos.
Amistad es una relación
interpersonal basada en la confianza, el afecto, la comunicación y el apoyo
mutuo, en la que ambas partes se valoran y se eligen libremente”
(Bukowski, Laursen &
Rubin, 2018, p. 213
Publicar un comentarioDefault CommentsFacebook Comments