La verdad es otra

Sorpresa y muchas reacciones se han generado como consecuencia del nuevo paquete impositivo sometido ante el Congreso Nacional por el Gobierno. El Gobierno acaba de someter al Congreso Nacional un proyecto de reforma fiscal a través del cual persigue incrementar sus ingresos en alrededor de 10 mil millones de pesos anuales.

A pesar de que es obvio que el proyecto procura subsanar un déficit fiscal provocado por el derroche y gasto desproporcionado de recursos gubernamentales, algunos funcionarios pretenden hacer el chiste de mal gusto de hoy decir que la finalidad es mejorar la inversión en educación.

Resulta hasta ridícula esta explicación por la forma en que contradice la posición que ha asumido abiertamente sobre el tema quien encabeza este Gobierno, pues cabe recordar que el presidente Leonel Fernández se refirió hace apenas meses al reclamo social del 4%  para la educación como un “falso debate” con fines propagandísticos y dijo que el tema de la educación “no se trata del volumen de inversión, sino de la calidad de la misma”. Sin embargo, hoy, cuando necesitan argumentos para justificar lo injustificable, los satélites presidenciales asumen una posición completamente contraria.

Por ejemplo, el ministro de Economía, Temístocles Montás, esbozó sin pudor alguno como una de las razones para  la reforma fiscal sometida al Congreso Nacional, el interés del Gobierno de  destinar más recursos al sector educativo.

Y por si fuera poco, hasta señaló al respecto que en octubre será enviado un presupuesto suplementario al Congreso para cumplir con el compromiso de asignar una mayor partida al Ministerio de Educación. Pero la verdad es otra y tiene más que ver con la ineficiencia gubernamental, la falta de disciplina y el incumplimiento reiterado de los requerimientos del Fondo Monetario Internacional (FMI) para la reducción  del gasto público.

Lo cierto es que esta reforma constituye un mecanismo más del Gobierno de cargar al pueblo dominicano con culpas que le son ajenas relativas al dispendio de recursos al que nuestro Presidente nos tiene desde hace tiempo acostumbrados, ya que el dinero del Estado, aunque es mucho también se acaba y nuestros acreedores, aunque han sido al extremo flexibles, también se hartan.

Y, por supuesto, propiciar este paquete impositivo, aunque sea lesivo para la población dominicana, resulta más rápido y sencillo para las autoridades que tomar las sensatas medidas que se requieren para reducir el gasto, como eliminar las nominillas, recortar los miles de cargos innecesarios que abultan la nómina estatal, reducir los exorbitantes salarios de ciertos funcionarios, eliminar los excesivos privilegios que se esconden tras la frase de “gastos de representación”, pero aún más importante que todo lo anterior, luchar de manera real y seria contra una entronizada corrupción que distrae cada año mucho más dinero del que se puede recaudar con paquete impositivo alguno.

Leila Mejía es abogada y comunicadora

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