Miguel, ¿por qué te inmolas?

Por VENECIA JOAQUIN Siempre he considerado que los líderes políticos, empresariales, religiosos, etc., son como maestros para la población. El territorio nacional es la gran aula. Los medios de comunicación, los micrófonos que utilizan para ser escuchados en la nación. Lo que dicen son lecciones teóricas y lo que hacen son ejemplos prácticos. En el caso de los políticos, todos los días están dando clases. El que elige ese oficio debe tener ideología clara y personalidad firme para llevar mensajes sin contradicciones, que orienten, eduquen, preserven la paz y la democracia. Me surge esta reflexión porque en su rol de Presidente del PRD, no entiendo la conducta de Miguel Vargas. Parecería que olvido que todo un pueblo lo sigue o quizás decidió inmolarse. Esta dando cosas de valor (como su prestigio y credibilidad) a cambio de algo inexplicable. ¿Que le pasa?. Tengo la costumbre de concentrarme en analizar la persona, su Yo interior, sin que me distraiga la posición social o económica. Sin embargo, no logro penetrar en el alma de Miguel. No lo entiendo. ¿Qué fuerza interior mueve sus acciones? ¿Qué compromisos lo obligan a inmolarse? Antess de las elecciones, lo noté angustiado, aturdido. En un artículo, pedí que hiciéramos una cadena de oración para ayudarlo pero creo que necesita otro tipo de ayuda. ¿Qué metas persigue? ¿Qué principios defiende?. ¿Personales o institucionales?. Llueven las especulaciones. Dicen que mezcla su rol de político con el de empresario y que este ultimo sobresale. De ahí que el tiempo, no el pueblo, es oro para el. Aseguran que esgrime el partido como si fuera una empresa buscando negocios rápido, con el mejor postor. ¡Oh, Dios!. No se concibe que el Presidente de un partido político se empeñara en que perdiera el candidato a la Presidencia de la Republica del mismo. Muchos piensan que hay negocios muy rentables, envueltos en su actitud. Es lamentable que la juventud, nuestros hijos, reciban estas lecciones de antivalores. Con su conducta hace daño a la organización y se auto destruye. ¿Qué lo mueve a este extraño comportamiento?. Quizás lo entienda mejor en el campo sicológico. Dios ha sido generoso con Miguel. Le dio inteligencia, profesión, familia bonita y oportunidades. Por un revés de la vida, no debe sepultar el respeto, afectos y credibilidad alcanzada. Sin ellos, el dinero y el poder, no sirven de nada. Las pruebas duras se superan con coraje pero con buen juicio, humildad y dosis de elegancia. No debe dejar que asesores de altos precios y cuyas íntimas intensiones desconoce, lo empujen al fango. Debe recordar que un gesto de aparente debilidad puede ser un gran paso rumbo a la victoria. Los consejeros bien intencionados y desinteresados, deben recordárselo. Conocí a Don Pedro Rivera, el padre de Miguel, a través de los lazos de amistad que le unían a mis padres. Tuve la oportunidad de apreciar cómo trabajaba, cuando me desempeñé como Directora de Relaciones Publicas de Induveca durante varios años. Era político y empresario pero sencillo, “acampechao”. Tenía una inteligencia natural que le permitía “”meterse en un bolsillo”, sin ofender, a los poderosos. Sin escándalos, demostraba el valor de sus ideas. Penetró en el pueblo como sus productos al mercado. Miguel puede no solo imitarlo sino superarlo. Me permito sugerirle, con el mismo cariño que sentí por su padre, que reflexione. Que se olvide del cuerpo del partido y se concentre en su alma. Es de humanos equivocarse y de valientes, rectificar.¡Me encantaría que se reuniera con Hipólito, que volviera a la esencia del partido!. Es saludable que entregue las riendas en pro de la normalidad y tome un descanso. No vale la pena inmolarse por orgullo o rencor. Ni dejar camino real por vereda. Don Pedro, no lo hubiera hecho. No te inmoles, Miguel.

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