Santos anuncia que la mayor banda de narcotráfico de Colombia quiere someterse a la justicia
https://www.elvalleinformativo.com/2017/09/santos-anuncia-que-la-mayor-banda-de.html
BOGOTA-----El Clan del
Golfo, la banda de narcotráfico más importante de Colombia, quiere someterse a
la ley, según ha informado el presidente Juan Manuel Santos: “El pasado 3 de
septiembre recibimos del jefe una manifestación expresa de la voluntad de
acogerse a la justicia".
No se trata de una nueva
negociación política como la que terminó en noviembre del año pasado con la
guerrilla de las FARC, tampoco se asemeja a la que está en proceso con el ELN.
"No hay ninguna
posibilidad porque son delincuentes y narcotraficantes", ha apuntado el
mandatario. Los miembros de la organización criminal solo podrán acceder a
beneficios legales por colaborar con las autoridades.
"Se denomina el
principio de oportunidad", explica Ariel Ávila, politólogo de la Fundación
Paz y Reconciliación, "si entregan información sobre sus colaboradores, ya
sean agentes del Estado u otros criminales, rutas del narco, su patrimonio,...
cumplirán penas de unos cinco años de cárcel".
Existiría incluso la
opción, dependiendo del tipo de acuerdo, de que las autoridades legalizaran
entre el 5 y el 10% de los bienes de esta organización para que pudieran tener
un sustento al salir de prisión, según el experto.
"El sometimiento
colectivo de organizaciones criminales no está previsto en la legislación
colombiana", ha declarado minutos después el fiscal general Néstor
Humberto Martínez. "Debe condicionarse al cese absoluto de las actividades
delictivas, a la entrega del patrimonio ilícito y de los cultivos y rutas del
narcotráfico”.
Hace aproximadamente un
año, un grupo de abogados contratados por el Clan liderado por Dairo Antonio
Úsuga, alias Otoniel (la recompensa por su captura es de cinco millones de
dólares), comenzó a enviar mensajes al Gobierno de Santos en busca de un pacto
político, ha explicado el general Naranjo, vicepresidente de Colombia.
En estos meses, el Estado
colombiano se ha negado de manera reiterada a este tipo de negociación. La
banda, dedicada esencialmente a la producción, venta y distribución de droga,
la minería ilegal y la extorsión, buscaba, sin éxito, la oportunidad de
conseguir beneficios judiciales similares a los que se pactaron con las FARC
durante cuatro años en La Habana.
"La presión militar,
las denuncias de los colectivos sociales y la guerra interna con otras bandas
ha debilitado al Clan del Golfo", opina Ávila. En los últimos dos años ha
perdido 12 jefes y más de 1.500 miembros han sido capturados, según datos del
Gobierno.
Alias Gavilán, el número 2
de la organización, murió el 31 de agosto en un operativo cerca de la frontera
con Panamá, región en la que se concentra la mayoría de esta organización por
tratarse de una ruta clásica del contrabando hacia Centroamérica, México y
Estados Unidos.
Desde 2006, cuando esta
banda comenzó a delinquir, el Gobierno de Colombia lo había combatido con la
Policía Nacional (cuerpo encargado de enfrentar a este tipo de organizaciones)
con las denominadas operaciones Agamenón I y II.
En mayo de 2016, esta
estrategia cambió cuando el actual ministro de Defensa, a través de una
directiva, comenzó a considerarlos "grupos armados organizados" para
poder usar al Ejército en su contra, además de estrategias militares como los
bombardeos.
Táctica que fue clave para
combatir a las FARC. "Esas acciones se regirán por el Derecho
Internacional Humanitario (el llamado Derecho de Guerra) y no por las normas
internas", se especifica en la norma.
La política de guerra del
Estado contra el Clan del Golfo y organizaciones similares provocó que el
pasado mayo, el grupo iniciara una ofensiva contra las fuerzas de seguridad que
dejó nueve policías fallecidos y 37 heridos en distintos atentados.
Esta
estrategia mafiosa se conoce como plan pistola: los grupos criminales prometen
entregar a los sicarios hasta dos millones de pesos, unos 700 dólares, por cada
agente asesinado.
Se calcula que el Clan del
Golfo cuenta con una nómina de unos 3.000 integrantes, entre hombres fijos y
colaboradores a cambio de un sueldo. "Por el momento no sabemos cuántos se
someterían a la justicia ordinaria ni en qué condiciones", ha aclarado el
vicepresidente de Colombia.
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