Un pleito oportuno

Orlando Gil

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El PRM soltó el primer chorro, aun teniendo el agua al cuello con el más reciente caso de capo pedido en extradición por un tribunal norteamericano y al que se identifica como dirigente y candidato de la organización.

El PLD no se arredró y recogió el guante y se atrevió a lanzar la que sería la segunda piedra, como si también estuviera libre de pecado.

Falta ver si la embestida, la reacción siguen el curso y la campaña deriva su fuerte hacia la vinculación y aprovechamiento del narcotráfico por parte de la política.

Un secreto a voces que se mantiene secreto porque los partidos se cuidan entre sí y no destapan esa Caja de Pandora en que los males del negocio les afectarían por igual.

Cada cual tienen los suyos, y de la abundancia del dinero habla la ocupación. ¿Cómo es que una organización política no sabe lo que sí el barrio o la población?

El dinero que se gana con el sudor de la frente es tacaño, no conoce de generosidad y mucho menos dispendioso en actividades improductivas como la política.

Desde el momento que en una región, pueblo o demarcación aparece un bolsillo alegre que ofrece o entrega dinero sin control, las sospechas deben ponerlo bajo acecho.

Las experiencias son muchas, y por tanto, no debe alegarse ignorancia cuando agarran a un compañero de base o de dirección con las manos en la masa.

El PRM debiera afanarse más a fondo, y el PLD por igual, pues si ponen el narcotráfico en el centro de la disputa electoral, las consecuencias podrían verse de inmediato.

Al PRM no le está respondiendo un cualquiera, y en los partidos abundan los cualquiera que por figureo se toman atribuciones. Lo hace el Comité Político, y todavía más, ponen a leer el documento a un ex Procurador, un dirigente que conoce situaciones o maneja expedientes.

Incluso, valdría preguntarse: ¿Por qué las autoridades norteamericanas procedieron ahora y no esperaron que pasaran las elecciones?

La maldad podría ser contra el supuesto, pero cuidado si el objetivo es la candidatura.