Miguel Vargas, el PRD Y la renovación










El PRD tiene que dejar de ser un partido fraccionalizado, con corrientes internas organizadas en disputa permanente.

Miguel Vargas debe dar un paso adelante en el PRD, tiene los recursos, la influencia y la trayectoria en su vida pública y privada para asumir la renovación del partido blanco y dejarlo en buen puerto.

No es solo el PRD, diríamos que todos los partidos por más institucionalizados que los veamos en un momento determinado pierden su capacidad de adaptación, de renovación y disminuyen sus posibilidades de éxitos políticos y electorales.

Nos viene a la memoria lo acontecido décadas atrás (1994) sobre la Acción Democrática en Venezuela, y de Bruhn (1997) en relación con el Partido de la Revolución Democrática, en México.

Aquí en el patio lo más reciente es del PRD y ahora del PLD con la debacle creada por el expresidente Leonel Fernández que fue la causa principal de la derrota electoral de ese partido.

Transformación y renovación no es venir con la actitud de «agarra todo” o con «escoba», barriéndolo todo.

 

Así ni se transforma ni se logra el apoyo de nuevos votantes para ganar, muchos de los cuales no pertenecen a su electorado tradicional.

Es entendible la discrepancia, la fraccionalización y la competencia en el seno de los partidos, esa es una buena partidura positiva en la determinación de adaptación partidaria y cambio.

Sabemos que estas elecciones 2020 no sólo marcaron un hito muy significativo en el sistema político dominicano, al poner fin al predominio del PLD y los partidos tradicionales que le acompañaron en veinte años de gobierno, sino que inaugura una nueva etapa dominada por el partido PRM que crearon los dinosaurios que salieron del PRD.

Nada se puede analizar ni mucho menos hacer sino vemos ese cambio político, que ha sido el resultado de un proceso largo que toma marca, que llega, al parecer, con la transformación del sistema de partidos, y de cambio en el comportamiento electoral.

En ese contexto el PRD debe formular e implementar una estrategia política que sea la adecuada para aprovechar las oportunidades y superar los desafíos que le plantea la cambiante circunstancia de estos años.

Se equivocan si a lo interno del PRD grupos y dirigentes llevan la lucha personal, o contra su líder actual y presidente de esa organización, Miguel Vargas. Eso sería darle la estocada mortal a esa emblemática organización de más de 80 años gravitando en la vida política nacional.

La estrategia debe ser de consenso, unidad y fortalecimiento institucional, con un cronograma de trabajo, visitas, actos y empoderamiento que debe ser tomado y asumido por Miguel Vargas y demás dirigentes de la cúpula.

A la vez que concreta alianzas con dirigentes y organizaciones afines al pensamiento peñagomista, girar a sus orígenes de la centroizquierda, la socialdemocracia donde su presidente es presidente, Miguel Vargas, es presidente para América Latina.

La estrategia adoptada por el PRD en los últimos anos después de la muerte de su líder José Francisco Peña Gómez, no se alineaba a ese mandato, sino que giró a la moderación de sus ideas y de su praxis política.

Si el PRD asume el cambio interno, la renovación, su unidad y fortalecimiento dentro de un contexto de moderación y oposición firme, asumiendo una oposición autentica, podrá fortalecerse, granjearse la adhesión de un sector significativo del electorado, que lógicamente se ira decantando del gobierno y el PRM.

Así lograra ganar terreno en el electorado y capitalizar el descontento con el partido gobernante PRM y sus antiguos militantes y dirigentes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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