La política de Colombia y su ceguera hacia Cuba
Por Alain Valdes Sierra
La Habana, 18 ene (Prensa
Latina) En días recientes la oposición política colombiana hizo frente común
para pedir al presidente Iván Duque frenar el deterioro de las relaciones con
Cuba, frágiles por la ceguera de un gobierno alineado al dictado de Estados
Unidos.
La inclusión de la isla
caribeña en la lista de países patrocinadores del terrorismo detonó los
reclamos a la administración Duque por su empeño de reducir al mínimo el estado
de los nexos bilaterales.
La principal objeción a
dichos propósitos es el papel que históricamente ha jugado La Habana a favor de
los procesos de paz en la nación suramericana, el más efectivo de ellos condujo
al cese de las hostilidades entre el Estado y las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC), recuerdan legisladores, partidos políticos
y medios de prensa.
El fin de los
enfrentamientos armados entre las partes fue posible tras el Acuerdo de Paz de
2016 resultado de las conversaciones con sede en la capital de Cuba, país que
además asumió, junto a Noruega, la responsabilidad de garante.
La isla asumió roles
similares en el intento de diálogo entre el gobierno de Duque y el Ejército de
Liberación Nacional (ELN), otro de los grupos insurgentes colombianos.
Sin embargo el atentado
contra la Escuela de Cadetes de Policía General Santander hace dos años eliminó
toda posibilidad de entendimiento, y Duque pidió a Cuba la extradición de los
guerrilleros negociadores para llevarlos ante la justicia.
La Habana en su calidad de
garante se negó a la petición, pues según los principios acordados para el
diálogo en caso de ruptura del mismo se debe 'garantizar el retorno con
seguridad de la delegación a los campamentos del ELN', como señaló en ese
momento la cancillería cubana.
El entonces jefe de la
delegación gubernamental de negociación, Frank Pearl, estimó que si bien la
administración Duque estaba en su derecho de romper el diálogo, lo pactado en
los protocolos debía respetarse.
'… los protocolos están
hechos para que cualquiera sea el caso de una ruptura haya unas normas mínimas
que se cumplan'', afirmó Pearl quien considera se trata de un compromiso de
Estado.
Esos protocolos no están
condicionados a la razón de la ruptura, explicó, y 'Cuba tiene la obligación de
cumplir ese protocolo', agregó.
La negativa de la isla a
extraditar a los guerrilleros del ELN en apego a lo suscrito, fue pretexto,
entre otros, para que el gobierno de Estados Unidos volviera a incluir a Cuba
en la lista de países patrocinadores del terrorismo, de la que había salido en
2015 como resultado de la normalización de las relaciones bilaterales acordada
por los entonces presidentes Barack Obama y Raúl Castro.
Senadores colombianos de
diversas tendencias políticas enviaron una carta a Duque en la que piden
valorar más las relaciones con Cuba en correspondencia con su contribución con
los procesos de paz durante las últimas cuatro décadas.
'Esas acciones han sido
consecuentes y fiables, lo que ha permitido que gobiernos colombianos de
distintas filiaciones políticas reconozcan su labor como Estado promotor de paz
y, en consecuencia, hayan mantenido las mejores relaciones diplomáticas',
advirtieron los legisladores en la misiva.
La misma línea siguieron
los partidos Unión Patriótica (UP) y Comunista de Colombia (PCC), también otras
personalidades de la política y exnegociadores de paz como Juan Camilo
Restrepo, Humberto de la Calle y Sergio Jaramillo.
Restrepo, quien encabezó
la delegación del Estado en las negociaciones de paz con el ELN, consideró que
la isla debe ser tratada de acuerdo con su papel de 'garante leal de paz', y
llamó a reanudar el diálogo con ese grupo insurgente, cuyo ritmo, advirtió, no
puede estar marcado 'por los estertores del gobierno Trump'.
Me parece, agregó, que
'hay que tratarla con consideración como garante leal de paz, y desde luego no
tendría sentido que ahora Colombia, porque Trump puso en una lista negra a
Cuba, quiera cambiar una posición frente a ese país'.
Por su parte de la Calle y
Jaramillo de manera conjunta recordaron que '… sin el compromiso y el aporte de
Cuba no habría habido acuerdo de paz en Colombia'.
Los exnegociadores de paz
ven en la política hacia La Habana 'un despropósito y un acto de ingratitud
estatal sin par'.
El problema, afirmaron, es
el de privilegiar la ideología y los intereses partidistas sobre el sentido
común y los compromisos internacionales.
De la Calle y Jaramillo
opinaron que el gobierno de Duque dejó las relaciones internacionales de
Colombia en su punto más bajo, al plegarse al programa ideológico del
presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Medios colombianos como el
diario El Tiempo califican el debate en torno a las relaciones Bogotá-La Habana
como un 'duro pulso político', sin embargo la realidad va mucho más allá en
tanto muestra la ceguera de un gobierno en materia de política exterior.
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