La Seguridad Social: 20 años de injusticia y estafa
Por: Enoé Domínguez
El pasado 18
de agosto del año en curso, el presidente Luis Abinader, informó que tenía en
agenda doce reformas, dentro de las cuales se encuentra la reforma a la Ley
87-01, que crea el Sistema Dominicano de la Seguridad Social. Luego de ese
primer anuncio, el presidente se ha referido en varias ocasiones y en
escenarios distintos sobre la necesidad de modificar la referida ley.
El gran
problema de la “Seguridad Social Dominicana” es que está siendo gestionada con
una vocación rentista y no cumpliendo con su objetivo, que según el artículo
No.1 de la Ley 87-01, es financiar la seguridad social para garantizar salud y
pensión digna para todos los ciudadanos.
Sin embargo,
ese sistema está estructurado para cualquier cosa, menos para garantizar una
real y efectiva Seguridad Social, que garantice las coberturas de salud y
pensiones dignas para los dominicanos.
Para los
órganos del gobierno y los demás gestores de la “Seguridad Social”, el pueblo y
los trabajadores que cotizamos para mantener el sistema no somos el centro
objetivo, sino que son las rentabilidades de las ARS y las AFP. Decir lo
contrarios es puro cuento. La injusticia, la desigualdad y la estafa con
camuflaje de solidaridad es lo que impera en el Sistema de la Seguridad Social
de la República Dominicana.
Los artículos
No. 60 y 61 de La Constitución Dominicana, establecen el derecho a la seguridad
social y el derecho a la salud. Garantizando pensiones dignas y salud integral
para todos los dominicanos. Sin embargo, en el año 2006 las ARS se pusieron de
acuerdo con el Consejo Nacional de la Seguridad Social y establecieron un plan
básico de salud, con el cual le impusieron a la sociedad qué está y qué no está
cubierto; independientemente de lo que diga la Constitución, violando el
sistema jurídico nacional.
El Consejo
Nacional de la Seguridad Social del 2001 a la fecha ha incrementado 11 veces el
Per Cápita y todos han sido para beneficiar a las ARS. Mientras que los
pacientes hemos tenido que continuar pagando el COPAGO a los médicos.
Recordemos qué, el copago es la diferencia que pagamos los afiliados al sistema
de la Seguridad Social, por una consulta médica, por exámenes de laboratorio,
por procedimientos o por internamiento clínico.
Las
aberraciones y los abusos de las ARS contra los afiliados son constantes y
múltiples, por ejemplo: no autorizan los tratamientos, procedimientos y
medicamentes prescriptos por médicos que no estén afiliados a la ARS del
paciente y no cubren medicamentos que no estén en un famoso catálogo que ellos
discrecionalmente elaboraron en componenda con el Consejo Nacional de la
Seguridad Social para coartar y negar derechos.
Lo anterior choca con la Ley General de Salud,
No. 42-01, que en su artículo No. 92, establece que el único requisito para que
un galeno ejerza la medicina en el país es que tenga un título universitario y
un Exequatur emitido por el poder ejecutivo.
El otro
fracaso y gran engaño que representa la “Seguridad Social Dominicana”, la cual
en medio de la pandemia se ha convertido en la mayor tragedia para los
afiliados, son las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). Con sobradas
razones, en Chile han titulado a las AFP como la gran estafa legal y eso es lo
mismo que está ocurriendo en la República Dominicana. El negocio de las AFP es
un crimen para los dominicanos.
En el año 2020
se aprobó la ley 13-20, que incrementó las comisiones reales de las AFP, las
cuales eran un 30% de los beneficios de los fondos y ahora es un 1.2% mensual
del total de los fondos cumulados. Para las AFP ganar dinero, sin invertir un
centavo, tan solo tienen que cruzar sus brazos y no hacer nada, porque como
quiera ganan. El negocio de las AFP es más rentable que cualquier negocio
delictivo. Más que el narcotráfico.
A más de 20
años de haberse instituido la “Seguridad Social Dominicana”, como resultado
tenemos un sistema perverso, injusto y por demás criminal; postrado a los pies
de las ARS y las AFP, las cuales son instituciones privadas que sólo les
interesa lucrarse, obteniendo elevados y vergonzosos beneficios, exprimiendo y
negando derechos a afiliados enfermos y que no tienen con que subsistir.
Las ARS y las
AFP no aportan nada a la sociedad, en medio de la pandemia reportaron ganancias
excesivas, superiores a los 9,000 millones de pesos, sin embargo, niegan
pensiones de miseria y ni siquiera han creado un banco sangre para socorrer a
los afiliados. Las ARS y las AFP son instituciones parasitarias.
Las
instituciones que administran los fondos de pensiones tienen que ser sin fines
de lucro, como son las Cooperativas y las que administran fondos mutuos; pero
con más interacción del Estado como garante constitucional. Lo mismo tiene que
ocurrir con las ARS. No nos merecemos el sistema actual. Es imperativo un cambio
estructural y funcional al Sistema de la Seguridad Social Dominicana.
El autor es Abogado, Financiero, Especialidad en Seguridad Social, Máster en Impuestos.
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