La felicidad de pocos a costa de la pobreza de muchos

La desgracia que vivamente lesiona a los que en este país son los más, a los pobres, no ha sido como consecuencia de un fenómeno celestial.
Por RAMÓN ANTONIO (NEGRO) VERAS 15-02-2022 00:
I.- Olvidarnos de la hipocresía
1.- Las mujeres y los hombres que aspiramos a que nuestro
país sea mejor en un futuro no muy lejano, debemos dejarnos de pensar en una
esperanza atractiva, pero falsa, y fijarnos en lo que padecemos y debemos
cambiar, para no continuar como hasta ahora, cargados de contrariedades y
llenos de desvergüenza.
2.- Sin importar que sea por dejadez, o falta de
iniciativa y visión para el porvenir, la verdad es que estamos viviendo una
realidad mugre, con la agravante de que la aceptamos como muy purificada.
3.- Nos engañamos al suponer que estamos compartiendo
entre miembros de una sociedad en la cual
la mayoría actúa guardando con firmeza las virtudes públicas y privadas,
cuando la realidad es que estamos moviéndonos
en un ambiente, no de muy puritanos, sino de mentirosos, oportunistas,
deshonestos, impuros, trepadores
sociales, chismosos y desvergonzados.
4.- Hay que dejar de andar por esas calles de Dios,
simulando lo que no somos como país, haciéndole creer al mundo civilizado que
aquí la mayoría vive muy bien, sin preocupaciones, cuando lo cierto es que el
nuestro es un pueblo pobre y cada día con más miseria encima.
5.- Debemos tratar de hacer un esfuerzo y convertirnos en
ciudadanos y ciudadanas que actuamos con sentido ajustado a la realidad que
estamos viviendo; llenarnos de autenticidad y olvidar las simulaciones y
falsedades.
II.- Nuestro país con una caterva de pobres
6.-Aunque la falta de vergüenza se ha apoderado de una
gran parte de los nuestros, hay que suponer que la canallada no lo ha contaminado
todo, y la desfachatez no se ha impuesto por completo a la honestidad.
7.- Para sacar al país del atolladero que se encuentra,
se hace necesario que el material humano que todavía no se ha ensuciado con las
porquerías que emanan del orden social actual, tome la iniciativa de higienizar
el ambiente nacional.
8.- Para cambiar la sociedad actual, y sobre sus cenizas
levantar una nueva, debemos convencernos de que el modelo económico y social
que nos denigra, además de carecer de fundamento racional, es infuncional.
9.- La forma como está organizada la sociedad dominicana
de hoy, desde el punto de vista humano, no ha producido los efectos deseados
para el desarrollo de la mayoría de la población.
10.- El orden social vigente en el país es inoperante. Se
ha comprobado hasta la saciedad su inutilidad, porque la mayoría carece de lo
indispensable para vivir dignamente.
11.- Un país cargado de pobres por todas partes; donde
diariamente se multiplican los mendigos, y en cada esquina está presente una
caterva de necesitados, nos dice que estamos conviviendo con limosneros, que
para mal vivir deben ir de puerta en puerta extendiendo sus manos para recibir
una limosna o un pedazo de pan.
III.- Dejar la parejería, para comprobar la pobretería
12.- Por más que la minoría insaciable quiera andar por
ahí de privona, no puede negar que su abundancia de dinero es el resultado de
la vida amarga que padecen sus connacionales pedigüeños.
13.- La privanza de los que en este país se creen estar
por encima del bien y del mal, y de que orinan agua bendita, les impide saber
que su fantochería tiene relación directa con la pobreza que arropa a la
mayoría de dominicanos y dominicanas, víctimas de un modelo económico tan
fallido como inhumano.
14.- Ese ejército de hambrientos, que diariamente se
mueve por todo el país con deseo y necesidad de comer, sin saber dónde aplacar
su hambre, habla para lamentarse e implora lograr su liberación material y
espiritual.
15.- Todos aquellos que creemos que merecemos y debemos
vivir en un mejor país en el orden económico, social, ético y moral, estamos
colocados en la disyuntiva de aceptar que todo siga como hasta ahora, o actuar
para vivir dignamente sin sonrojarnos de
tanta miseria e inmoralidades.
16.- Por el hecho de que aquí un puñado de gente se
mantenga placentera ante tanta pobreza y corrupción, la mayoría del pueblo no
debe aceptar mantenerse hundida en la miseria y las lacras que genera el orden
social actual.
17.- La tolerancia en su ejercicio tímido de las
libertades públicas, no debe llevar a las masas populares a aceptar y
santificar un sistema económico y social que las mantiene moralmente asfixiadas
y materialmente reducidas como seres humanos.
Ideas finales
18.- La desgracia que vivamente lesiona a los que en este
país son los más, a los pobres, no ha sido como consecuencia de un fenómeno
celestial, sino causada por una formación económica que descansa en la
desigualdad que hace imposible la felicidad de la mayoría de todos los habitantes
del territorio nacional dominicano.
19.- La indiferencia no cuadra en las mujeres y en los
hombres que históricamente se sienten comprometidos en la brega por liberar a
la especie humana de toda forma de opresión.
20.- El estado de pobreza y de degradación ética y moral
que vive el pueblo dominicano, deben motivar, emocionar y conmover a los
mejores hombres y mujeres de este país, que creen que merecemos y debemos
construir una sociedad diferente a la
que desde siempre nos ha mantenido angustiados
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