La alianza opositora y sus temores con la justicia
por Rafael Gomez
Las persecuciones y arrestos que ha realizado la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (Pepca) contra acusados de cometer delitos de cuello blanco, sigue provocando insomnio y pesadilla a muchos relacionados en República Dominicana.
Un buen número de ex funcionarios del pasado gobierno del
Partido de la Liberación Dominicana (PLD), así como oficiales militares,
policiales y civiles, no pueden dormir tranquilos por su condición de presos
preventivos en cárceles del país, o bajo arresto domiciliario, acusados de
corrupción contra el Estado.
Los ex presidentes Leonel Fernández y Danilo Medina, que
permitieron que muchos de sus funcionarios y colaboradores cercanos se
enriquecieran ilícitamente sin castigo alguno, tampoco pueden disfrutar de un
sueño placentero ante la pesadilla de que alguno de los arrestados “se raje” y
decida involucrarlos.
Los actos de corrupción más bochornosos y escandalosos
dados a conocer a la opinión pública por el Ministerio Público involucran
mayormente a los gobiernos del PLD, que estuvo en el poder durante cinco
períodos de cuatro años, entre 1996 y 2020.
De esos 20 años, 12 corresponden a la administración del
ex presidente Leonel Fernández (1996-2000 y 2004-2012), y los ocho restantes
(2012-2020) al ex presidente Danilo Medina.
Ninguno de los dos ex presidentes se ha disculpado ante
la opinión pública por las indelicadezas que se cometieron en sus respectivos
gobiernos y, como “el que calla otorga”, admiten con sus silencios la veracidad
de lo denunciado.
La Fuerza del Pueblo (FP), organización que tiene por
líder a Fernández, surgió en 2019, luego de que este abandonara las filas y la
presidencia del PLD, cuando fue derrotado en primarias por Gonzalo Castillo,
pupilo de Danilo. Para entonces, Leonel alegó fue víctima de un fraude y
arrastró consigo una buena parte de militantes peledeístas.
Cuatro años después, el interés que sustituyó “el amor”
que se tenían los ha vuelto reencontrarse (a Leonel y Danilo) para intentar
volver al poder en 2024. No juntos, pero sí “reburujaos”.
Medina y Leonel, en contubernio con Miguel Vargas
Maldonado, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), acordaron formar la
“Alianza Opositora Rescate RD” para hacer un frente común “en el interés de
liberar al pueblo dominicano de la pesadilla” del Partido Revolucionario
Moderno (PRM) y las aspiraciones reeleccionistas de Luis Abinader.
¿Quiénes son los que aportarán los miles de millones de
pesos que se necesitan para financiar la costosa campaña de los reagrupados?
Además de empresarios comprometidos con ellos, se dice
que una buena parte será aportada por sus aliados que están privados de
libertad, acusados por el Ministerio Público de supuestamente estafar al Estado
con miles de millones de pesos mediante actos de corrupción, asociación de
malhechores, lavado de activos y soborno.
Pero también de aquellos que, temerosos de ser citados
por los mismos motivos y por el poder político y económico que sustentan, han
logrado no caer en manos de los persecutores de la Pepca.
Es por ello que los aliancistas proponen ahora que hay
que salir de la “pesadilla” del PRM y por añadidura su Ministerio Público
independiente, ya que de continuar en el poder más allá de 2024 serán más
fuertes para perseguir judicialmente a los “intocables” que incrementaron sus
patrimonios de forma indebida y a costa del Estado.
Los líderes del PLD, FP y PRD, sumado el candidato
presidencial peledeísta Abel Martínez, intentan vender la idea de que las
“pesadillas” que padecen no son de ellos, sino del pueblo dominicano.
La “Alianza Opositora” surge ante el nerviosismo que
generan los diversos sondeos de opinión realizados por firmas encuestadoras
sobre la intención del voto popular.
Casi todas muestran que el presidente Luis Abinader está
colocado por encima del 50% de la intención del voto; Fernández ocupa la
segunda posición, por debajo del 30%, Abel Martínez no llega al 20%, y que
Miguel Vargas no pasa de un 3%.
El pacto político de los aliancistas no ha sido para
plantear soluciones a los múltiples problemas que aquejan a la población que no
ha podido resolver el gobierno de Abinader, como prometió hacer durante sus
recorridos como candidato presidencial antes de ganar las elecciones de 2020.
Nada de eso. Su único interés indicado es sacar del poder
a las actuales autoridades, para eliminar una “pesadilla” que les atormenta, la
que solo podrán hacer desaparecer si vuelven a tener el poder del Estado.
Esa es una alianza entre los malos, dirigida contra los
que en verdad luchan con situaciones adversas por consolidar la honestidad
gubernamental, el fortalecimiento del sistema judicial y una mejor
administración del dinero del pueblo.
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