OPINIÓN El PRM y la unidad en la cúpula partidaria

Por: Rosario Espinal.
De 1978 a 1990 estuvieron enfrentados Antonio Guzmán,
Salvador Jorge Blanco y Jacobo Majluta, con José Francisco Peña Gómez a veces
de árbitro y otras de contrincante. Permanecieron solo ocho años en el poder
(1978-1986) cuando pudieron haber estado por lo menos 16.
Después de concluir el Gobierno de Hipólito Mejía
(2000-2004) se reeditó el enfrentamiento de tendencias, ahora con Hipólito y
Miguel Vargas Maldonado a la cabeza. Eso llevó a la división en el 2013, cuando
Hipólito se marchó con la mayoría de la dirigencia a formar el PRM.
En aquel entonces había incertidumbre de si el PRM podía
lograr unidad, o si, por el contrario, reproduciría las luchas de tendencias
que habían caracterizado históricamente al PRD. Hay que recordar que Hipólito
mantenía sus aspiraciones de volver a la presidencia y Luis Abinader estaba en
línea para sustituirlo.
En las primarias de 2015, Abinader derrotó a Hipólito,
quien acató la derrota. Primera señal de que el PRM intentaba cortar con su
pasado tendencioso. En las primarias de 2019, Abinader volvió a derrotar a
Hipólico, quien otra vez la acató. Segunda señal. En el 2015 la diferencia de
votos fue de 71% a 29% y en el 2019 de 74% a 21%.
Ahora, en las primarias del pasado domingo para elegir
candidato presidencial para las elecciones de 2024, Hipólito no fue
precandidato y Abinader ganó la nominación con 91% de los votos. Contó con el
endoso de Hipólito.
Esa unidad a nivel de la cúpula partidaria es positiva
para el PRM, tanto para consolidar sus estructuras como para ganar elecciones.
Tal cual dice la expresión: la unión hace la fuerza.
En lo económico, la dirigencia del partido conoce bien su
pasado: el desplome del Gobierno de Salvador Jorge Blanco por la crisis de
deuda externa a mediados de la década de 1980 y el impacto negativo de la
crisis bancaria de 2003-2004 en el Gobierno de Hipólito Mejía.
Por eso, con la ayuda del Banco Central, el Gobierno del
PRM ha mantenido relativa estabilidad macroeconómica, a pesar de los problemas
que trajo la pandemia y la guerra en Ucrania.
Con la unidad de la cúpula partidaria y la estabilidad
macroeconómica, el PRM tiene bases sólidas para gobernar y echar la pelea
electoral del 2024.
Su principal desafío ahora es asignar con bajo nivel de
conflicto las candidaturas municipales y legislativas, muchas de las cuales
están reservadas o se elegirán por encuestas. Hay muchos dirigentes
perremeístas, aliados y recién llegados que quieren nominaciones.
Para su beneficio, el PRM enfrenta una oposición divida
en PLD y Fuerza del Pueblo (FP), porque, al final, en el peledeísmo de los
últimos años ha pesado más el caudillismo que la racionalidad política.
El PLD gobernó 16 años consecutivos (2004-2020) ayudado
por las tres condiciones que ahora benefician al PRM: 1) unidad partidaria, 2)
estabilidad macroeconómica, y 3) división de la oposición.
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