Abinader y la historia
Las promesas de campaña se olvidan al llegar al poder. Pero
cuando Luis Abinader asumió la presidencia en el 2020 en plena pandemia, nadie
pensó que sucederían cosas muy extrañas en la política dominicana.
Nos acostumbramos al soborno, al desorden institucional,
al proselitismo exorbitante, a las pompas y el derroche, a la impunidad y a un
ministerio público corrompido que defendía las fechorías cometidas desde el
poder.
Todo lo veíamos como normal, excepto por algunas voces
del periodismo que se levantaban para denunciar irregularidades, que eran
neutralizadas rápidamente por la bestial propaganda oficialista.
Cámara de Cuentas, Contraloría, Presupuesto, Compras y
Contrataciones, pagos a suplidores y contratistas y transferencias
presupuestarias ¿Cómo se manejaban? Generalmente, violando la ley.
Respondían ante todo a la línea que les trazaban desde la
presidencia. Y las auditorías de la CC eran una especia de FAKE NEWS, o
noticias falsas. Luis Abinader sorprendió desde el inicio de su gobierno. No
parecía un hombre osado o de tomar riesgos que podrían haberle hecho mucho
daño. Pero nos sorprendió cuando se dispuso a enfrentar la pandemia del
COVID-19, con decisiones oportunas y valientes. Fuimos un referente a nivel
mundial.
¿El resultado? un 2021 con crecimiento de 12.4%, después
de 6.7% negativo en 2020, cuando muchos países todavía enterraban sus muertos
por el COVID y se hundían en la recesión.
Designar a Mirian German en la Procuraduría y darle
absoluta independencia al ministerio público, fue un golpe maestro contra la
corrupción.
Impuso total transparencia a los procesos de compras y
contrataciones, la principal fuente de sobornos del pasado. Siguió con
radicales medidas institucionales, eliminando y fusionando varias
instituciones, como la funesta OISOE.
Extender el seguro de salud a toda la población fue un
hecho sin precedente como lo fueron sus múltiples programas sociales para
mitigar la pobreza frente a la pandemia, la guerra y su secuela inflacionaria
(incluyendo combustibles, cuyo subsidio supera los RD$60 mil millones)
Mejoró sustancialmente la calidad del gasto público
prohibiendo el despilfarro, que, junto al desmonte de la corrupción en gran
escala, permitieron ahorros que superan los RD$40 mil millones anualmente.
Su política monetaria ha sido tremendamente exitosa y su
política fiscal altamente eficaz. Pero la sorpresa más arriesgada de Abinader,
fue la de disponer auditorias permanentes a todas las instituciones públicas,
no del pasado, sino del presente.
Estamos viviendo un profundo cambio de paradigma en el
estilo de gobernar. Aun así, los problemas nos agobian y falta mucho por hacer,
pero, definitivamente, vamos por buen camino.
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