San Juan: Liderazgo y retroceso

30 DE JULIO 2024.-
POR NATANAEL SANTOS
La provincia de San Juan ha
vivido una serie de eventos en los últimos años que deberían preocupar tanto a
sus habitantes como a quienes están encargados de diseñar y ejecutar políticas
públicas destinadas a su desarrollo.
Sin embargo, un obstáculo
significativo para el progreso económico y social de la región ha sido,
paradójicamente, una facción de su propio liderazgo.
Este liderazgo, que
históricamente ha parecido más interesado en sus beneficios personales que en
el bienestar colectivo, ha descuidado las graves condiciones de pobreza y
marginalidad en las comunidades rurales de la provincia.
Recordemos que con la
llegada del presidente Luis Abinader al poder en 2020, se declaró estado de
emergencia en San Juan debido a un desempleo juvenil del 60%, un número que
supera el promedio latinoamericano por 23%, y más de 8,000 viviendas con pisos
de tierra, triplicando el promedio nacional.
La alta tasa de desempleo,
el aumento de la desigualdad y la dependencia de una agricultura decadente, que
ahora emplea principalmente mano de obra haitiana, han provocado un éxodo de la
población en edad productiva. Este declive demográfico ha sido tan
significativo que San Juan ha perdido un representante en el congreso.
Actualmente, el liderazgo de
San Juan es percibido como inflexible y desacreditado, centrado más en mantener
una relevancia social y política paranoica que en impulsar cambios sociales que
mejoren realmente la vida de la gente. Este tipo de cambios no ocurrirán
automáticamente; se necesitan esfuerzos deliberados y dirigidos.
Recientemente, me enteré del
cierre de una entidad bancaria en San Juan, una consecuencia previsible dada
una economía en declive y una comunidad donde el 61% de las personas viven bajo
la línea de pobreza.
Frente a la posibilidad de
cambiar la matriz de producción en el valle de San Juan, incluyendo la
diversificación de fuentes de producción y la inclusión de la minería propuesta
por GoldQuest, que sugiere la extracción subterránea de tres millones de onzas
de oro de manera ambientalmente sostenible, parte de este liderazgo obsoleto se
resiste vehementemente a permitir el proceso necesario para evaluar
científicamente la viabilidad ambiental del proyecto.
Maquiavelo dijo una vez que
«el innovador hace enemigos de todos aquellos que prosperaron bajo las
condiciones antiguas», y nunca ha sido tan evidente como en San Juan hoy. Este
liderazgo, que acumula fortunas mientras explota la ignorancia de la masa
empobrecida, opta por distribuir limosnas en lugar de soluciones sostenibles,
perpetuando un ciclo de dependencia y desesperanza.
San Juan necesita
desesperadamente un nuevo tipo de liderazgo: apasionado, comprometido con la
innovación y decidido a introducir nuevos enfoques y soluciones reales a los
problemas que enfrentan sus ciudadanos, promoviendo un desarrollo humano,
integral e inclusivo.
Publicar un comentarioDefault CommentsFacebook Comments