Algo raro huele en Friusa

Hugo López Morrobel
Cuando un personal civil o militar no asume las funciones que se les asignan con responsabilidad, y mucho menos cumple con los lineamientos de una institución, por muchas fanfarrias y aguajes que se hagan al nivel de opinión pública, las leyes se seguirán violando olímpicamente por falta de consecuencias.
Bajo esas circunstancias,
ninguna sociedad, incluso por muy desarrollada que sea, puede mantenerse en la
cima con estructuras tan endebles, con escasa firmeza de quienes deben haver
cumplir las leyes.
La publicitada marcha a a la
comunidad de Friusa, en La Altagracia, es el mejor ejemplo de cómo andan las
cosas, y el manejo que le dan quienes tienen que velar porque no se llegara a
esta situación que hoy impera en ese poblado, pero que también se experimenta
en muchos otros en todo lo ancho de la geografía nacional.
Lo ocurrido ayer en Friusa
es una muestra más de las debilidades que tenemos como sociedad, en la que
hasta una demostración de esa naturaleza se convierte en un chasco total,
aunque su objetivo era resaltar la nacionalidad, aunque algunos sectores, de seguro,
estaban deseosos de que aquello se constituyera en una anarquía.
Si esa y muchas otras
poblaciones en el territorio nacional están habitadas en su gran mayoría por
ciudadanos del vecino país, habría que preguntarse, quién o quienes son los
máximos responsables de permitir de que por esa bendita frontera, ahora también
con el dichoso muro, que está costando miles de millones, continúen entrando
por miles, día y noche.
Se puede disponer de la
mejor la seguridad del mundo, incluso de una “cúpula de hierro”, pero si los
encargados de cuidarla tienen otros objetivos, o se hacen los chivos locos, o
porque se benefician del descuido, entonces estados “jodidos” y no habrá quien
nos salve.
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