Por qué China mantiene su pulso a Trump en la guerra comercial y no da marcha atrás

La respuesta a por qué China no cede ante Donald Trump en su pulso por los aranceles es que no tiene por qué hacerlo.
Desde que el mandatario
estadounidense inició la semana pasada esta nueva guerra comercial al aumentar
en varias ocasiones los impuestos que pagan los productos chinos al ser
importados en EE.UU., Pekín ha respondido con incrementos similares.
Los dirigentes chinos pueden
decir que no van a ceder ante un «matón», como han descrito repetidamente a
Trump, pero existe otro factor importante y es que el país tiene una capacidad
mayor a la de cualquier otro para aguantar el desafío.
Antes de que comenzara la
guerra arancelaria, China tenía un volumen de ventas a Estados Unidos masivo,
pero, para ponerlo en contexto, esto solo representaba el 2% de su Producto
Interno Bruto (PIB).
Dicho esto, está claro que
el Partido Comunista preferiría no verse envuelto en una guerra comercial con
Estados Unidos cuando lleva tiempo luchando para solucionar sus propios
problemas económicos, después de años de crisis inmobiliaria, con una deuda regional
elevada y un persistente desempleo juvenil.
Pero, a pesar de ello, el
gobierno le ha dicho a su pueblo que se encuentra en una posición sólida para
resistir los ataques de Estados Unidos.
Sabe que sus propios
aranceles van a perjudicar también a los exportadores estadounidenses.
Trump ha estado alardeando
ante sus seguidores de que sería fácil obligar a China a someterse simplemente
imponiéndole aranceles, sin embargo, no ha pasado.
Pekín no se va a rendir.
El líder chino, Xi Jinping,
le dijo el viernes al presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, a quien
recibió en Pekín, que su país y la Unión Europea deberían «resistir
conjuntamente las prácticas unilaterales de acoso» del gobierno de Trump.
Sánchez, a su vez, dijo que
las tensiones comerciales de China con Estados Unidos no deberían impedir su
cooperación con Europa.
Su reunión tuvo lugar horas
antes de que Pekín volviera a aumentar sus aranceles a los productos de Estados
Unidos, aunque ha dicho que no responderá a nuevos aumentos arancelarios
estadounidenses.
Xi visitará Malasia, Vietnam
y Camboya la próxima semana. Todos estos países han sido duramente golpeados
por los aranceles de Trump.
Sus ministros se han reunido
con homólogos de Sudáfrica, Arabia Saudita e India, y han estado hablando de
una mayor cooperación comercial.
Además, China y la Unión
Europea están, según varios reportes, en conversaciones para una posible
sustitución de los aranceles europeos a los automóviles chinos por un precio
mínimo que impediría una nueva ronda de dumping en el mercado europeo.
En resumen, allá donde se
mire, se ve que China tiene opciones.
Los analistas han dicho que
estos aumentos arancelarios mutuos por parte de las dos superpotencias ya han
superado el punto de cortar gran parte del comercio entre ellos, por lo que su
importancia es ya casi insignificante.
Los aumentos arancelarios en
ambas direcciones se han convertido más en una cuestión simbólica.
La portavoz del Ministerio
de Relaciones Exteriores de China, Mao Ning, ha publicado en los últimos dos
días imágenes del presidente Mao Tse-Tung en las redes sociales, incluyendo un
clip de la Guerra de Corea (1950-1953), cuando el líder le dijo a Estados
Unidos: «No importa cuánto dure esta guerra, nunca cederemos».
La portavoz añadió sus
propios comentarios: «Somos chinos. No tenemos miedo de las provocaciones. No
retrocederemos».
Cuando el gobierno chino
saca a relucir al presidente Mao, sabes que se están poniendo serios.
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