El colesterol sigiloso, antes considerado intratable, también afecta a los hispanos
La lipoproteína(a), conocida como colesterol sigiloso, es un tipo de colesterol que no se detecta en las pruebas de colesterol convencionales. A pesar de no mostrar síntomas, puede provocar infartos letales, derrames cerebrales y otros problemas cardíacos graves, especialmente en personas de mediana edad.
Aproximadamente una de cada
cinco personas en el mundo tiene niveles elevados de esta lipoproteína. Se
acumula en las arterias del corazón y del cerebro sin causar molestias, lo que
la convierte en un asesino silencioso.
A diferencia del colesterol
“malo” o LDL, la lipoproteína(a) no disminuye con dieta, ejercicio ni
medicamentos comunes. Además, es una condición genética que puede afectar a
familias enteras.
Durante años, este
colesterol fue considerado intratable. Sin embargo, la farmacéutica Eli Lilly
ha desarrollado un medicamento experimental llamado lepodisirán, que reduce sus
niveles en más de un 90% en un año.
Este medicamento actúa como un silenciador de
ARN, interfiriendo en la activación del gen responsable de su producción. Otros
tratamientos similares, como el olpasirán, también se están evaluando en
ensayos clínicos.
A raíz de estos avances
surge una pregunta clave: ¿cuáles son los niveles peligrosos de
lipoproteína(a)? La mayoría de los estudios indican que el riesgo
cardiovascular aumenta a partir de los 125 nanomoles por litro (nmol/L). No
obstante, estas cifras se basan en poblaciones con poca representación hispana.
Investigaciones recientes
realizadas por científicos del Albert Einstein College of Medicine (Bronx, NY)
y del University of Texas Southwestern Medical Center (Dallas, TX) muestran que
los niveles normales de lipoproteína(a) en hispanos son más bajos que en otros
grupos raciales y étnicos. Esto significa que los hispanos pueden verse
afectados por este colesterol a niveles más bajos.
Un estudio liderado por la
Dra. Priscilla Durán Luciano en el Centro de Investigación Cardiovascular de
Einstein determinó que niveles de 77 nmol/L ya aumentan el riesgo de derrames
cerebrales en hispanos. También encontraron que esta lipoproteína daña las
pequeñas arterias del cerebro, lo que puede llevar a demencia y deterioro
cognitivo.
Este estudio se realizó con
la participación de voluntarios hispanos de cuatro ciudades de EE. UU. (Bronx,
NY; Miami, FL; San Diego, CA; y Chicago, IL), como parte del Estudio de la
Salud de la Comunidad Hispana/Estudio de los Latinos (HCHS/SOL).
Estos hallazgos subrayan la
urgencia de una mayor inclusión de hispanos en ensayos clínicos. Aunque los
ensayos están regulados y financiados por instituciones federales, la
participación hispana sigue siendo baja. Esto limita la aplicación de avances
científicos a nuestra comunidad.
Es vital incentivar la
participación en estos estudios para que los tratamientos desarrollados
reflejen las necesidades de todos los grupos poblacionales, incluyendo a los
hispanos. Solo así se podrán generar recomendaciones médicas más precisas y
salvar más vidas.
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