Se cumple un mes de marchas y protestas en ánama contra ley del Seguro
Ciudad de Panamá, 7 jun (Prensa Latina) Tras mas de un mes de protestas masivas en Panamá contra una ley del seguro, la Iglesia Católica se brindó como mediadora en la solución de la crisis que signa aquí la semana que hoy concluye.
La víspera otra marcha
convocada por la alianza Pueblo Unido por la Vida llegó hasta las inmediaciones
de la Asamblea Nacional (parlamento), acosada por unidades antimotines, para
exigir la derogación de la norma con reformas al sistema de pensiones.
También repudiaron un
memorando de entendimiento suscrito por el Ejecutivo y Estados Unidos que
permite el establecimiento de bases militares y la intención de reabrir una
mina de cobre en Donoso (Colón) pese a un fallo de la Corte Suprema e Justicia
de 2023, que ordenó el cierre de sus operaciones.
El istmo vive un clima de
convulsión con huelgas y manifestaciones contra la norma, con enfrentamientos
violentos como los de la comunidad indígena de Arimae (Darién) con saldo de
decenas de heridos.
Además se mantienen cerradas
las vías de acceso a la noroccidental provincia de Bocas del Toro, donde el
sector bananero encabeza las protestas.
Los manifestantes han
denunciado además la detención de lideres sindicales y originarios, como
resultado de amañados procesos judiciales, según denuncias.
Por su parte, el arzobispo
de Panamá, monseñor José Domingo Ulloa, aceptó mediar para intentar acabar con
la crisis que asola a la zona bananera del país, derivada de los bloqueos de
carreteras por sindicalistas.
Ulloa y el rabino Gustavo
Kraselnik, presidente del Comité Interreligioso, entregaron al líder del
sindicato bananero, Francisco Smith, una carta del presidente panameño, José
Raúl Mulino, que expone su compromiso de tramitar ante el Parlamento una ley sobre
la seguridad social para ese sector, una vez que sean levantados todos los
bloqueos en ese territorio.
En su conferencia de prensa
semanal, al ser cuestionado sobre la posibilidad de que Smith insista en el
diálogo nacional sobre la reforma a la seguridad social, el presidente Mulino
sostuvo que esa no es una opción viable.
Por su parte, indígenas
Wounaan de la localidad de Arimae (provincia de Darién) denunciaron el uso
excesivo de la fuerza por parte del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront)
contra las protestas pacíficas.
Los originarios mostraron en
videos en las redes sociales la entrada de agentes que lanzaron gases
lacrimógenos, perdigones y quemaron viviendas.
Según autoridades
tradicionales como el cacique de Tierra Colectiva Emberá Wounann, Gabriel
Minguisamá, el Gobierno, a través de métodos violentos y el uso de la fuerza
intenta sofocar los reclamos para que se derogue la norma sobre las pensiones.
El territorio originario fue
visitado por una comisión conformada por delegados de la Oficina de Derechos
Humanos de las Naciones Unidas y la Defensoría del Pueblo.
Los activistas constataron
denuncias de graves violaciones a los derechos humanos, tras un operativo
policial, en el que se habrían utilizado cartuchos y municiones en el
territorio colectivo de la comunidad contra las manifestaciones.
Las autoridades que integran
la comisión documentaron lesiones graves a miembros de la comunidad y
afectaciones directas sobre sus tierras.
Sobre la situación de
convulsión social, el abogado Rodrigo de la Cruz señaló que ha estado signada
por una respuesta estatal que cruza la línea hacia la represión.
De su parte, el presidente
de la junta directiva de la coalición independiente Vamos, Juan Diego Vásquez,
cuestionó a la administración por “no llamar a las fuerzas políticas del país
ante la crisis”, y criticó su postura de cerrar una eventual discusión para
modificar la polémica normativa.
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