La dominicana Marileidy Paulino hoy con gran reto en Japon de mantener su dominio
La también campeona olímpica
no tuvo problemas para avanzar a la semifinal cuando ganó su serie de primera
ronda con un tiempo de 49 segundos y 85 centésimas.
Paulino fue segunda de su
semifinal con un tiempo de 49.82, lejos de sus estándares y detrás de la polaca
Natalia Bukowiecka (49.67), si bien no forzó en el final de su vuelta de pista.
El suyo fue el séptimo mejor tiempo entre las ocho clasificadas.
“Quería gastar la menor
cantidad de energía posible para llegar a la final”, dijo Paulino, de 28 años.
“Siempre estoy motivada para superarme. Estaré siempre ahí mientras mi cuerpo
lo permita. Si Dios me lo permite, puedo hacer historia”.
La doble campeona olímpica y plusmarquista
mundial de 400 metros vallas, Sydney McLaughlin-Levrone, ha elevado la apuesta
en el Mundial de Tokio: renunció a participar en su prueba fetiche para
aprender y conquistar también los 400 metros planos.
El martes, la prodigiosa
atleta nacida hace 26 años en Nueva Jersey deslumbró en el Mundial de atletismo
siendo la más rápida de las semifinales con un tiempo impresionante, 48
segundos y 29 centésimas, que le sitúa de golpe como favorita en la final del
jueves, con permiso de la campeona olímpica y mundial dominicana Marileidy
Paulino y de la bareiní Salwa Eid Naser.
Su crono se convirtió de largo
en la mejor marca mundial de esta temporada, el undécimo mejor registro de la
historia y pulverizó el récord de Estados Unidos, que tenía Sanya Richards-Ross
desde 2006 con 48.70.
“Realmente no me esperaba ese
tiempo, pero demuestra que estoy en forma. Estoy deseando que llegue la final”,
declaró McLaughlin-Levrone tras su exhibición en el estadio Nacional, un lugar
que le trae especiales buenos recuerdos.
Hace cuatro años, en esa misma
pista tokiota, McLaughlin-Levrone hizo historia en su deporte conquistando su
primer título olímpico y mejorando su propio récord del mundo de 400 metros
vallas.
Desde entonces se confirmó
como una leyenda viva de esa prueba, añadiendo un título mundial (2022), un
segundo título olímpico (2024) y un nuevo récord del mundo, que dejó el año
pasado en 50 segundos y 37 centésimas.
Su gran crono del martes hace
que muchos se pregunten ahora si McLaughlin-Levrone puede escribir el jueves
otra página de la historia del atletismo haciendo caer el récord de la alemana
“Los récords llegan cuando
llegan. Ese récord del mundo puede ser batido, pero antes de hablar en correr
en 47.60 tiene que haber alguien que sea capaz de correr por debajo de los 48
segundos”, algo que no consigue ninguna mujer desde el récord de Koch en 1985,
afirmó antes de este Mundial.
En cualquier caso, un podio y
especialmente una medalla de oro demostraría su versatilidad.
“Me gusta participar en
diferentes pruebas, forzar mis límites para ser una atleta mejor y lo más
completa posible”, dijo en una conferencia de prensa en vísperas de este
Mundial.
Este 2025, la velocista, que
entrena en Los Ángeles bajo la dirección de Bob Kersee, fue una de las
participantes en el nuevo y fallido circuito Grand Slam Track, donde tuvo
alinearse en disciplinas que controla menos, desde los 100 a los 400 metros,
pasando por los 100 metros vallas.
Para el Mundial de Tokio tomó
una decisión: no ir a por el oro en los 400 metros vallas y concentrarse en los
400 metros, algo que ya había decidido para la anterior cita de Budapest 2023,
pero que no pudo realizar porque una lesión le obligó a ser baja antes de la
competición.
“En 2023 no pude cumplir ese
reto por una lesión de rodilla, pero sabía que quería volver a intentarlo”,
afirmó.
Pero el camino al título
mundial no está despejado porque están ahí dos de las mejores de la historia de
los 400 metros, Naser y Paulino, tercera y cuarta más rápidas de todos los
tiempos en esta prueba, con plusmarcas personales de 48.14 y 48.17, respectivamente.
“Eso es algo que me gusta de
este reto, participar en una carrera donde ya hay competencia”, asegura
McLaughlin-Levrone, que no ha perdido en 400 metros vallas desde julio de 2019.
“En los 400 metros vallas se
corre rápido, pero hay una cadencia regular ya que las vallas marcan el ritmo
de las zancadas. En los 400 metros planos es solamente un esprint de principio
a fin, sin saber muy bien en qué espacio estás. Eso ha sido lo más difícil de
aprender, poder correr sin tener las vallas como referencia”, explica.
“Y los 400 metros planos hacen
mucho más daño. Se va más rápido, así que forzosamente hay más ácido láctico”,
sonríe.
Su historia con las vallas,
eso sí, no está terminada: “Simplemente ahora hay otras cosas que también
quiero conseguir”.
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