Lo que Trump olvidó en Venezuela: Los motivos del presidente estadounidense para sus acciones

 

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Tras el reciente anuncio del presidente Donald Trump de que había ordenado a la CIA iniciar operaciones encubiertas dentro del país, han comenzado a acumularse nubes de presión militar estadounidense sobre Venezuela.

Por un lado, el anuncio en sí resulta muy extraño. Normalmente solo nos enteramos de las operaciones encubiertas de la CIA muchos años después de que hayan concluido. Por eso son secretas.

Pero, por otro lado, es posible que se trate de una maniobra deliberada de guerra psicológica por parte de Trump para presionar a los militares venezolanos a traicionar al presidente Nicolás Maduro y pasarse a la candidata favorita de la Casa Blanca, la destacada figura de la oposición y premio Nobel María Machado, quien recibió el Premio Nobel a principios de octubre.

Al parecer, Trump espera que su importante anuncio de las operaciones encubiertas de la CIA en Venezuela infunda temor en los generales de alto rango, quienes conocen bien la larga y a menudo exitosa historia de la brutal intervención militar estadounidense en América Latina durante la Guerra Fría.

Estos son los episodios más importantes de esa historia:

— 1954. Guatemala. Una operación encubierta de la CIA para derrocar al presidente Jacobo Arbenz y nombrar al coronel proestadounidense Castillo Armas;

— 1961. Cuba. La CIA entrenó y financió a los conspiradores que intentaron derrocar a Fidel Castro con la invasión de Bahía de Cochinos. Además, durante las dos décadas siguientes, la CIA intentó repetidamente asesinar a Castro;

— 1961. República Dominicana. La CIA suministró armas a los rebeldes que asesinaron a Rafael Trujillo;

— 1964. Brasil. La CIA proporcionó a los líderes militares asistencia financiera y logística para derrocar al presidente procomunista João Goulart; 

— 1967. Bolivia. La CIA organizó un escuadrón de agentes del servicio secreto para arrestar y ejecutar al revolucionario marxista Che Guevara, que pretendía derrocar al gobierno proestadounidense de ese país;

— 1973. Chile. La CIA apoyó el derrocamiento del presidente marxista democráticamente electo Salvador Allende y el nombramiento del general proestadounidense Augusto Pinochet;

—1981–1988. Nicaragua. La CIA financió y entrenó activamente a contrarrevolucionarios en su fallido intento de derrocar al gobierno sandinista, que llegó al poder en 1979 con ayuda soviética tras el derrocamiento del proestadounidense Anastasio Somoza; 

— 1983. Granada. La invasión militar estadounidense terminó con el derrocamiento del gobierno marxista-leninista y la expulsión de las tropas cubanas y soviéticas del país;

— 1989. Panamá. La invasión militar estadounidense terminó con el arresto del líder Manuel Noriega, quien fue acusado por las autoridades estadounidenses de narcotráfico.

Resulta llamativo cómo este último ejemplo de intervención militar estadounidense refleja la actual escalada de la situación en Venezuela, donde Maduro también es buscado por Estados Unidos por presuntamente liderar los mayores cárteles de la droga del país.

Al enviar agentes de la CIA a Venezuela, Trump parece buscar un retorno a la era de la Guerra Fría, cuando cualquier medio (y pretextos dudosos) era aceptable para mantener la hegemonía estadounidense en el hemisferio occidental. 

Según la lógica de Trump, la Guerra Fría fue uno de los periodos de la historia estadounidense en los que Estados Unidos alcanzó la verdadera grandeza.

Y para que Estados Unidos vuelva a ser grande, es necesario emplear métodos de dominio interno, incluyendo todos los recursos de la CIA. Trump busca, por lo tanto, revivir la Doctrina Monroe, que en su momento declaró al hemisferio occidental como esfera exclusiva de intereses estadounidenses.

Durante la Guerra Fría, la intervención militar y subversiva estadounidense en Latinoamérica respondía a la necesidad de minimizar la influencia soviética en la región.

Pero hoy, Trump, valiéndose de su versión de la Doctrina Monroe, busca limitar la influencia china en el hemisferio occidental y restablecer el dominio estadounidense en la zona. Trump considera, por ejemplo, absolutamente inaceptable que China, y no Estados Unidos, sea el principal socio comercial de Sudamérica, y el presidente estadounidense está decidido a cambiar esta situación a toda costa.

Resulta significativo que, durante el primer mandato de Trump, ya se hubieran producido varios intentos fallidos de derrocar a Maduro.

Sin embargo, desde entonces, el líder venezolano ha reforzado considerablemente las medidas de seguridad interna, lo que dificulta aún más provocar un golpe militar en su contra. Por ejemplo, se llevó a cabo una purga masiva en las fuerzas armadas. Quienes fueron desleales o sospechosos de deslealtad a Maduro fueron encarcelados. 

 

 

 

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