El PLD a los 50 años después del Gobierno de Juan Bosch

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De una Revolución Democrática, la posible, lo menos que puede
esperarse es un tratamiento justo para la gran mayoría de dominicanos y
dominicanas que han ido quedando rezagados con el pasar de los 50 años que ya
casi han transcurrido desde que en 1963 fue intentado el primer esfuerzo serio
por hacer de nuestra Patria una tierra de libertad.
El 27 de Febrero de 1963 se juramentó el Gobierno de Juan Bosch, y
el golpe de Estado del 25 de Septiembre de ese mismo año frustró un proyecto de
nación y sociedad abierta concebido sobre la base de un desarrollo económico
sano e independiente de los recursos del país.
Si embargo, la desviación mayor del objetivo boschista lo produjo
en más de dos generaciones el efecto de la intervención norteamericana de 1965
que fue ordenada por el Presidente Lyndon B. Johnson para evitar que triunfara
el levantamiento militar de apoyo a la restauración del Gobierno de Bosch y la
Constitución de 1963 que impedía la explotación irracional de los recursos
naturales y humanos por parte de las grandes corporaciones transnationales
beneficiarias de un modelo que se impuso luego de la Segunda Guerra Mundial.
Desde 1965, los Dominicanos y Dominicanas hemos estado sometidos a
un modelo de explotación y dominación social que ha excluído y marginado a las
grandes masas del pueblo de una vida digna. Progreso dicotómico. Sociedad dual
y marginalista. Drogas de todo tipo, y alineación sicológica y cultural han
sido el precio que han pagado las grandes masas expropiadas de sus tierras y
lanzadas a cinturones de miseria ó a los ghettos de las Metrópolis.
La alineación y la degradación moral tan evidente en nuestra
sociedad han sido el resultado de aquel proceso que se inició en 1963,
bautizado con sangre desde 1965 y apadrinado por el darwinismo socio-económico
neoliberal que sin ninguna criticidad hemos aceptado.
Si ciertos políticos han dado malos ejemplos de vida, los tomaron
y los aprendieron del sistema de dominación y enajenación que se nos impuso
como consecuencia del aborto histórico de 1963 y 1965.
Ahora se pretende criticar a todos los políticos, o a algunos
políticos. Pero, cuidado cuando miramos hacia otros litorales.
No es verdad tampoco que todo es buen ejemplo en el sector no
gubernamental o “no político”.
Los patrones de consumo y mal comportamiento malignos los han
impuesto como modelos deseables ciertas figuras del “empresariado” que pagan y
promueven hace tiempo la resistencia a la justicia social. Y que cínicamente se
regodean con la subcultura de la alineación.
No hablemos de dispendio público sin mencionar el saqueo de
nuestros recursos naturales y minerales, ni de los fraudes fabulosos bancarios
conocidos ni de los otros fraudes encubiertos, ni de las cuentas de miles y
miles de millones en el exterior y sus activos expatriados, ni del estilo de
vida lujoso y dispendioso de la élite privada que debe sentirse avergonzada
ante millones de seres humanos que han tenido que abandonar sus campos para
habitar cinturones de miseria por el abuso y la injusticia del sistema
económico y social que se le ha impuesto al pueblo dominicano.
Se habla de que necesitamos una profilaxis, si bien debe
realizarse en todo el cuerpo social dominicano, y aquellos que se crean
limpios, que tiren la primera piedra, como dijo el Maestro.
Hoy vive una parte de la Humanidad una crisis social, con
manifestaciones económicas evidentes, y comienza a verse un resquejabramiento
de las ideas y supuestos que han prevalecido en los últimos decenios.
Estas señales deberían alertarnos a los dominicanos y dominicanas.
La época presenta signos de cambios profundos paradigmáticos que se avecinan en
todo el mundo.
Echemos al zafacón de la historia las hipocresías y simulaciones,
sin dejarnos manipular por los oportunistas de siempre, y hagamos conciencia de
que estamos de nuevo, como en 1963, frente al desafío de la justicia social y
de emular el ejemplo que nos legó Juan Bosch como político e intelectual
humanista.
El gran reto político del presente es apoyar el actual esfuerzo
del presidente Danilo Medina y del Gobierno del Partido de la Liberación
Dominicana y sus fuerzas aliadas.
Luego, el PLD y su Congreso Norge Botello deberán realizar el
estudio del mediano y largo plazo, y plantearse el desafío de superar y dejar
atrás esta etapa de alineación a que ha estado sometida durante 50 Años la
Sociedad Dominicana.
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