La hegemonía social: entre “el que paga manda” y “el que va a Villa pierde la silla”
https://www.elvalleinformativo.com/2015/03/la-hegemonia-social-entre-el-que-paga.html
¡En esta esquina…!
Manuel Salazar
La hegemonía social, es
decir, la necesidad y voluntad de los sectores dominantes de que prevalezcan
sus intereses tiene sus principales soportes en
el Danilismo y el Leonelismo; que
no está de más subrayar que son corrientes del mismo partido en el poder.
Es un hecho singular, pero
nada extraño en la historia dominicana, si se tiene en cuenta que, aunque con
matices diferentes, en un tramo de la vida nacional esta estuvo modulada por
la competencia entre Báez y Santana, del
mismo litoral conservador, y el uno surgido desde las mismas filas
del otro.
El concepto de “hegemonía social” es clave para analizar este momento, porque
”las clases no se suicidan” y por
encima de cualquier otra consideración, están
sus intereses. Para garantizarla han apelado a la intervención militar de los
marines norteamericanos en dos ocasiones (1916 y 1965); en cada una de las cuales dejaron con aquel
mismo fin las condiciones para dictaduras como las de Trujillo (1930-1961) y la
de Balaguer (1966-1978). Y para
lo mismo han probado
el bipartidismo (PRD-PRSC), y cuando
este fue erosionado a partir de que el PLD se hizo con una cuota importante en el
congreso, entonces apelaron al pacto
entre tres. Los empresarios agrupados en el CONEP, la embajada y la
cúpula de la iglesia católica pusieron el empeño correspondiente para esta
orientación sistémica.
La cuestión principal de la hegemonía social hoy es que, por un lado pende del que controla el presupuesto, o
como dice la sabiduría del pueblo, “el
que paga manda”, en torno al cual hay muchos
que quieren continuar en esa posición
más allá del 2016. Mientras que
del otro lado, están los que saben
que “el que va a Villa pierde la silla”
y no pueden postergar sus aspiraciones.
En este momento hay más
enfrentamientos entre esas dos corrientes que las que hay entre la oposición y
el gobierno; y mientras, el PLD sigue altamente valorado en las encuestas.
Esto es un desafío a la oposición, al
contenido y perfil de la misma.
Abre un paréntesis. Una
muestra de hegemonía es que a pesar de que otros actores importantes han
incidido en los temas relacionados con la
corrupción y los nacionales
haitianos, estos se convierten en principales en el debate y la comidilla
colectiva a partir de las pesquisas del ministerio público contra hechos
señalados de enriquecimiento ilícito por parte de exfuncionarios, limitadas, pero lo suficientemente
emblemáticas como para dejar clara la intención; y
de que Vincho Castillo y sus seguidores pusieran en
movimiento inteligencia e intenciones para despertar prejuicios antihaitianos
que lo mismo crean un entorno internacional incómodo al
gobierno, como procuran una plataforma
de “unidad de la nación” para desplazar por ahí
las aspiraciones presidenciales de su candidato preferido. Cierra el paréntesis.
Con Antonio Gramsci hemos aprendido que para que sea completa, la
hegemonía social tiene que abarcar la
cultura y la cuestión de los valores dominantes. Un análisis elemental de cómo andan en nuestro país nos permite
concluir con facilidad en que aquí puede
ocurrir cualquier cosa en las ideas y prácticas políticas.
Ahora no recuerdo quien del mundo intelectual o político
asegura que en materia de valores la República Dominicana se adentra con buen impulso
a la época de lo estrafalario. Echen no
más un vistazo a los pactos firmados o insinuados de las últimas semanas y
verán hegemonía, aplatanada.
Pero todavía queda un
poquito de tiempo y suficiente espacio político para instalar un polo contra- hegemónico. En
medio de una situación tan
singular, los que se reclaman
alternativos son los que pueden
inclinar la balanza en favor del cambio,
y con un poquito de buen juicio
pueden y deben hacer uso de la fortaleza
que le da este momento histórico, este ahora,
para empujar en el sentido de una inflexión política mediante un pacto,
especialmente con el PRM, para construir
una opción electoral centro- progresista, unitaria, posiblemente multiforme, que
haga contrapeso a las corrientes principales en el PLD, las
garantes de la hegemonía social de los sectores dominantes;
así haya posiciones e intereses funcionales al sistema en
aquel posible pacto opositor.
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