Desarrollo Comunitario de Fundasep inaugura acueducto en Villa Ocoa

VILLA OCOA, PADRES LAS CASAS…..Recientemente esta comunidad protagonizó un nuevo capítulo en su historia de logros y realizaciones con la bendición de un sistema de abastecimiento de agua potable por gravedad, en un esfuerzo mancomunado que involucró el acompañamiento de la Iglesia a través de sus organismos de Pastoral Social e instituciones del Estado. 

De esa manera se cierra un ciclo en aquel caserío que resultó marcado por la desgracia del huracán David, el 30 de agosto del año 1979, cuando las embravecidas aguas del Río Ocoa, arrastraron a muchas personas de aquellos parajes, borrando de paso del mapa, literalmente, parte del poblado, cuyo remanente (la Nueva Villa Ocoa) fue trasladado a su actual ubicación, con el agravante de que en lo sucesivo, no dispusieron de servicio continuo de agua potable, porque la provisión preexistente ya resultaba insuficiente.

En un trecho histórico que se remonta desde mayo del 2010 hasta este pasado jueves 23 de julio a las 3: 00 p.m., el departamento de Desarrollo Comunitario de la FUNDASEP -Fundación Azua, San Juan Elías Piña-, con el soporte de la parroquia Nuestra Señora del Carmen, el aporte del Banco Central, el INAPA y del Ayuntamiento del municipio de Padre Las Casas, el proceso desde su construcción culminó con la entrega formal del acueducto comunitario.

Con el acto de bendición presidido por monseñor José Grullón, una comitiva de la FUNDASEP, encabezada por su Directora Ejecutiva  licenciada Wilma Duval, representantes de la parroquia Nuestra Señora del Carmen y una gran cantidad de comunitarios, se llevó a efectos una verdadera fiesta del agua
La comunidad de Villa Ocoa pertenece a la zona sub-urbana del municipio de Padre Las Casas. Está ubicada en la parte Sur, aproximadamente a 1.5 kilómetros, en la carretera que comunica con el municipio de Las Yayas, también de la provincia de Azua.

Alberga una población total de 311 familias, con un universo de 1,492 personas y, tras aquella fatalidad, desde los años 80, no existía suministro continuo de agua potable, pese a que se instaló una red del acueducto local del municipio de Padre Las Casas, que con gran precariedad suministraba agua, apenas a un 20% de las familias que tenían redes de distribución y piletas domiciliarias instaladas.


Un 40% de las familias no disponía del  servicio regular, obligando al abastecimiento para consumo familiar tanto de norias como del Rio Ocoa, lugar en donde también beben los animales, generando el consumo del líquido alta incidencia de enfermedades gastrointestinales y de la piel, sumado a que las mujeres debían buscarla y almacenarla en envases inadecuados y en condiciones muy desfavorables para la salud personal y familiar.

   ANTECEDENTES Y EMPODERAMIENTO

Un taller de diagnóstico participativo con representantes de la comunidad, arrojó como resultado que el principal desafío era el de solucionar el acceso al agua potable.

La Junta de Pastoral Social de la parroquia Nuestra Sra. Del Carmen, inició entonces un proceso de acompañamiento y solicitó a la FUNDASEP la colaboración de su equipo técnico, para elaborar la propuesta y diseño de un acueducto comunitario, que luego fue presentado a los directivos del Banco Central, quienes en nombre de esta entidad financiera, aportaron la mayoría de los fondos utilizados para la construcción del sistema de agua potable. 

CONSTRUCCION Y COSTO

Las brigadas comunitarias de Villa Ocoa, mujeres y hombres, construyeron su acueducto en un proceso desarrollado sobre la base de una tripleta de componentes básicos: Capacitación-Organización Comunitaria, Construcción de Infraestructuras y Preservación-Conservación de Recursos Naturales.


Se creó, al efecto, una estructura organizativa, un equipo núcleo de 7 directivos, escogida libremente por la comunidad, que asume, indistintamente, la administración, sostenimiento y reparación, supervisando tanto la programación como ejecución de los trabajos del musculo comunitario o actividades de capacitación y que se integra, como los demás, a las tareas de brigadas y convites de voluntarios.

También les corresponde socializar, una vez al mes, los informes de tesorería, asegurándose de que cada familia beneficiaria realice, en oportuno tiempo prudente, el aporte (que en este caso compromete la cuota mensual de veinticinco pesos RD$25.00) por beneficiario, las donaciones, que se depositan en una cuenta de ahorro y los gastos, por ejemplo en las jornadas de capacitación, entre otros.  

Las familias aportaron la suma de RD$75,000.00, los terrenos para el tanque por RD$30,000.00 y trabajos por las brigadas 2,800 hombres/días a RD$400.00, igual a RD$1 millón 225 mil pesos y el aporte de la gobernación de Azua RD$15 mil pesos.


El costo total de la obra engloba la suma de RD$ 5 millones, 404 mil 063 pesos con 35 centavos, para una inversión por habitantes estimadas en RD$ 3 mil 622 pesos con 2 centavos.

En suma, el desglose capital de los tres grandes aportes es de RD$ 2 millones 750 mil pesos del Banco Central (52%), mano de obra y gestión comunitaria RD1 millón 457 mil (20%), y la FUNDASEP, en diseños, dirección técnica y asesoría RD1 millón 052 mil 063 pesos con 35 centavos (para un 28%).      

EL ACUEDUCTO

El sistema de agua canalizada consta de consta de una obra de toma, tipo represa sobre el arroyo Los Palmaritos, un muro de contención de 5 mts de longitud, con una altura de 1.5 mts y  espesor de 0.50 metro; un filtro lento de Bio-Arena, una línea de aducción principal, un tanque de almacenamiento en mampostería y concreto armado, una línea secundaria, dos líneas de distribución y un total, hasta el momento, de 311 líneas de acometidas para distribución intrafamiliar y tapas que posibilitan la inspección y limpieza.

Un aspecto a destacar es que el tanque de almacenamiento, con capacidad para 30,000 galones,  fue iniciado por la propia comunidad dos años antes, en una muestra palpable de iniciativa de procurarse un recurso hídrico adecuado, cuya carencia es señalada por organismos internacionales como socio de la pobreza, causa de enfermedades evitables, generador de trabajo infantil y causante de múltiples inconvenientes a la mujer en el uso del tiempo, que se ve obligada a caminar un promedio de 20 horas semanales en procura del agua.

¡LO HEMOS LOGRADO!

Y ahora se impone cuidarlo y protegerlo. Los líderes comunitarios están capacitados en preservación y conservación de los recursos naturales y han establecido un comité de vigilancia para evitar la tala indiscriminada de los árboles en las zonas de la fuente de agua y la obra de toma, protegiendo convenientemente los tanques de bio-arena y el depósito de almacenamiento y distribución.

Se han elaborado reglamentos, redactados por los propios beneficiarios, con la asesoría de los técnicos de la FUNDASEP, utilizando la estrategia de las Asociaciones de Agua Potable (ASOCAR), promovida por el INAPA en todo el país, con el fin de asegurar el buen funcionamiento del sistema y su sostenibilidad en el tiempo.

Con las medidas adoptadas se asegura un buen sostenimiento de la obra: los miembros del Comité formado, el seguimiento de la Parroquia, las normas establecidas, la concienciación de la comunidad, los talleres de capacitación, la participación de instituciones de desarrollo y el proceso de preservación de los Recursos Naturales que se realiza en la zona, auguran larga vida a este proyecto.


La realización de esta obra hídrica, decisiva para la vida de Villa Ocoa, encierra importantes aprendizajes para los gestores, constructores y donantes del acueducto, ya geo- referenciado.

Crecemos y nos realizamos cuando valoramos el doble esfuerzo de abandonar la zona de confort propia, y nos empeñamos, con el vigor necesario, acompañando a los demás en obras de vital trascendencia.
Vale la pena invertir, sin ánimo de generar donaciones populistas, en las iniciativas comunitarias que sean auto-gestionables, no provoquen dependencia económica y que comprometan el cuidado del colectivo beneficiario.          

Y finalmente, la lección maestra para la Nueva Villa Ocoa, en su devenir histórico, es que el agua puede convertirse en una  bendición o un enemigo, idéntico a la actitud con que asumimos la vida: Si nos dejamos llevar por la corriente de las circunstancias gravitando   hacia lo indeterminado, tomando lo que la naturaleza nos proporciona sin prever para el futuro, viviendo el día a día con pasividad, sin propósitos sensatos, alguna vez afrontaremos sorpresas desagradables.     

En cambio, si domeñamos la naturaleza poniéndola como un aliado a nuestro servicio y al desarrollo de los demás, sabiéndonos sujetos de nuestro destino como individuos y como pueblos, tendremos el derecho a la última palabra y exclamaremos tan agradecidos como gozosos, al igual que el célebre poeta griego Píndaro: “Lo mejor es el agua”.


Tomado de Diócesis de San Juan de la Maguana

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