DUARTE EL MAESTRO
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Por Orbito Rosado Ramírez,
M.A
Conmemorar el Natalicio de
Juan Pablo Duarte es rememorar sus cualidades como fundador de la Nacionalidad
Dominicana. Vale en esta conmemoración, expresa el Maestro Roberto Rosado
Fernández en un artículo titulado “Por qué Duarte Padre de la Patria”.
Refrescar la memoria de
toda la sociedad acerca de la condición que convirtió a Duarte en la figura
preponderante del concepto de Nación y forjador, a través de la enseñanza, de
ese ideal, principalmente en la juventud motor de los cambios que habrán de
ocurrir en dicha sociedad. El amor a la Patria que cambió la fe en el pueblo y
su destino, la defensa de la soberanía, el respecto a la ley la defensa de la
justicia como deber del hombre, la creación de una sociedad sin privilegio y
Dios, la libertad y la Patria como los
supremos intereses del pueblo Dominicano son cualidades que adoran al fundador
de la República y las que lo catapultan como Padre inmaculado de la
Nacionalidad.
Ponerse en contacto, serena
y reflexivamente, con el pensamiento de Juan Pablo Duarte, es como navegar por
un mar de infinitas y profundas aguas
pero de sencillas y fácil penetración para el que busca la verdad de su
contenido. Es infinito, quizás, no solo por la abundancia de sus ideas, sino
por la perennidad de los criterios que encierra, su expresión acabada de la
vida humana, espejo de mano donde contemplamos la solemne imagen del hombre
coherente sincero que tanto admira la sociedad y que apasiona tanto su búsqueda.
Como expresa la Profesora
Argentina Henríquez Rodríguez en un artículo de la Revista Educación en la
década de los setenta “unida a esa añoranza del hombre- y decimos así, porque nos parece que hay muchos que le
tienen usurpado el nombre, surge también
la nostalgia del maestro.
Se ha afirmado en reiterada
ocasión que ser maestro es educar para la libertad y en la libertad, es enseñar
a ser persona, a vivir nuestra forma esencial y humana como dijera José Martí y
que ha confirmado el Presidente Danilo Medina “La Educación es la otra cara de
la libertad”.
Duarte hombre amante de la
libertad, enseñó que todos los hombres y mujeres amen la libertad, la
estimen y luchen por su conquista, él es
el puro ejemplo de Educador de la libertad de sus conciudadanos y, como afirma el educador contemporáneo Paulo
Freire, “la educación es una práctica de la libertad dirigida hacia la realidad
a la que no tiene más bien busca transformarla, por solidaridad y espíritu
fraternal… “Es fuerza para el cambio y para la libertad”.
Un estudio realizado por la UNESCO, a
mediado de los años setenta, expresa,
“una de las tareas esenciales del maestro es la de transformar las
mentalidades”, quedando en estas dos afirmaciones definida,
la honorable misión de Duarte como maestro que busca abrir las
conciencias de los hombres y mujeres de nuestro pueblo sobre la realidad
concreta en que viven y, prepararlos para actuar eficazmente en ella.
¿Qué es ser libre?
Ser libre es ser
independiente, es saber dar razón de sí mismo, disponer de sí y hacer
libremente el bien. En esta dirección iba encaminada la acción educadora de
Juan Pablo Duarte entre sus compañeros,
para llegar a hacer realidad entre los habitantes de la parte Este de la
Isla, el sentirse y ser dominicanos
solemne, independientes, libres,
practicar libremente el bien de la creación de nuestra libertad y
disponer de nuestra patria como un ente autónomo, distinto de Haití y de las
demás naciones del mundo.
La calidad humana de
Duarte, inyecta en el decepcionado ánimo de sus contemporáneos, la nota del
hombre que cree en los hombres y
mujeres, y que no sólo cree sino
que de ellos espera lo mejor, porque demostró poseer un espíritu de fe y
un corazón grande, abierto para amar.
Ese es el corazón del auténtico maestro, libre para amar todo lo bueno que hay
en sus alumnos y estimuló y alentó a mejorar cuantas cosas buenas de la
juventud de su época, sus amigos y familiares, así como en todos aquellos que tuvieron la dicha de trabajar a su lado.
Duarte vivió sin odio y sin venganza en el corazón, según él mismo afirma al
escribir a su compañero de ideales de libertad,
Félix María Del Monte.
En conclusión, se puede
confirmar que Duarte representa el maestro por antonomasia de los dominicanos, a los cuales educó en la
libertad, viviendo él personalmente,
como hombre libre, libre del
fatídico flagelo de la corrupción del dinero, la lisonja, el honor y el
soborno. Duarte es el maestro en
pensamiento, palabra y ejemplo vivo,
de la juventud, que tanto ayer como hoy
pide cada vez menos palabras y mejores hechos, cualidad que le
permitió valorar el poder trasformador
de la educación.
¡Viva el ideal de Juan
Pablo Duarte!
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