Elecciones el 15

https://www.elvalleinformativo.com/2020/03/elecciones-el-15.html
ENFOQUE
El trauma causado por la
suspensión de las elecciones municipales el pasado 16 de febrero solo puede
comenzar a enmendarse con la celebración de elecciones confiables el próximo 15
de marzo.
Se habla de pactos y se
han hecho intentos, al momento de escribir este artículo infructuoso. Ojalá se
pudiera firmar un plan básico para unas elecciones confiables y pacíficas. Pero
si el pacto público no se logra, también es posible celebrar elecciones
confiables. Veamos.
Primero: han pasado 42
años de la transición de 1978. Es tiempo suficiente para que la clase política
dominicana entienda que es de su entera responsabilidad que en casi todas las
elecciones durante estas cuatro décadas se hayan producido serios problemas que
generan cuestionamientos al proceso y debilitan la legitimidad de las
autoridades electas. ¡Basta ya! Las elecciones son por naturaleza conflictivas,
se necesitan por lo menos garantías de buen funcionamiento.
Segundo: el uso del dinero
para impactar el voto debe desaparecer. Solo los políticos pueden lograr ese
objetivo porque no hay fiscal ni policía electoral que pueda enfrentarlo con
eficacia. Apresar algunos operadores políticos puede servir para disuadir
otros, pero no eliminará el problema. Tiene que ser una decisión de los
políticos. Es mucho pedirles, lo sé, pero si lo políticos no toman la decisión,
no habrá remedio al problema. Ahora el PLD tiene más dinero, pero antes fue
Balaguer o el PRD. Y cuando lleguen otros, harán igual. Siempre en el presente
perdemos la visión histórica.
Tercero: la Junta Central
Electoral (JCE), a pesar del inmenso tollo con el voto automatizado, fuera por
ineptitud o falta de controles, tiene la capacidad de organizar las elecciones.
El asunto es si tiene la voluntad política. Con el descrédito que ya rodea los
actuales miembros de la JCE, debería ser de alta prioridad para ellos lograr
que este proceso fluya de la mejor manera posible, auxiliarse del personal
nacional o internacional necesario, ser vigilantes, y hablarle constantemente
al pueblo que es su mejor aliado.
Cuarto: en tiempos de
incertidumbre, los políticos buscan pescar en río revuelto (todos). Unos
tendrán más habilidades que otros para hacerlo, pero, en general, la debilidad
colectiva hace que cada parte tenga la ilusión de ser más fuerte, y el
incentivo para colaborar se desploma. Pero ¡ojo! El sistema de partidos en la
República Dominicana está en su peor momento de los últimos 40 años y hay una
ciudadanía que demanda cambios. El momento requiere de inteligencia política y
cordura, no de trampas ni poses.
Cuando no hay ideales, la
política es un juego pesado de marrullería. Los políticos lo saben y lo hacen.
Estamos ante una catástrofe electoral (la suspensión de las elecciones). Sin
que el pueblo sepa exactamente qué sucedió, los partidos se acusan uno a otro y
la ciudadanía llegó a su conclusión en función de sus banderías.
La JCE se hundió en el
proceso, reina la desconfianza, y en vez de tender puentes para rehabilitarla
se echa leña al fuego para aumentar la desconfianza. El país puede entrar en un
derrotero de inestabilidad como el resto de América Latina si la clase política
no recapacita.
El gobierno es el
principal responsable de guiar el país y le corresponde la mayor cuota de
acción para lograr unas elecciones confiables. La oposición, por su parte, debe
entender que para ganar necesita proyectarse como un actor confiable ante la
ciudadanía. En la cooperación con garantías está la solución que necesita y
espera el pueblo.
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