Brasil sobrepasa los dos millones de casos confirmados de coronavirus

Sao Paulo, (EFE).- Brasil, en plena desescalada, sobrepasó este jueves la marca de los 2 millones de casos confirmados de COVID-19, una enfermedad que se expande a diferentes velocidades en el segundo país del mundo más afectado por la pandemia.
Cuatro meses después de
registrar la primera víctima por coronavirus, el gigante latinoamericano suma
ya 76.688 muertes causadas por el patógeno, 1.322 de ellas registradas en las
últimas 24 horas, así como 2.012.151 contagios, según el último boletín del
Ministerio de Salud.
Brasil, con 210 millones
de habitantes, es actualmente la segunda nación del mundo con más numero de
fallecidos y contagiados por COVID-19, tan solo por detrás de Estados Unidos,
con 3,5 millones de casos y 138.072 muertes, según el informe de la Universidad
Johns Hopkins.
Desde finales de mayo, el
país suramericano ha registrado una media de 1.000 muertes diarias. De seguir
con ese ritmo, Brasil podría alcanzar las 100.000 muertes por el nuevo
coronavirus a mediados de agosto.
UN
VIRUS CON VELOCIDADES DISTINTAS
Brasil identificó el
primer paciente contagiado de COVID-19 a finales de febrero en el estado de Sao
Paulo, el más rico y populoso del país. Los primeros casos diagnosticados
fueron importados de Europa, pero el virus rápidamente se extendió por el país,
golpeando con fuerza la región sudeste y norte, principalmente el estado de
Amazonas.
La pandemia, sin embargo,
se ha estabilizado en altas tasas de contagios o incluso remitido en puntos
como Sao Paulo, Amazonas o Río de Janeiro, pero se ha intensificado en el sur y
la región centro-oeste del país, incluida la capital Brasilia, que la víspera
se sumó a la acelerada desescalada con la reapertura al público de bares y
restaurantes.
BOLSONARO
SIGUE EN CUARENTENA
La larga lista de
contagiados la engrosó recientemente el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro,
uno de los líderes mundiales más escépticos sobre la gravedad de la enfermedad
y que el pasado 7 de julio fue diagnosticado con COVID-19, la cual llegó a
calificar de “gripecita».
Bolsonaro, quien pertenece
al grupo de riesgo por tener 65 años, permanece recluido desde entonces en su
residencia oficial en Brasilia, donde en los últimos días ha sido visto dando
pequeños paseos y alimentando a los ñandú que campan a sus anchas por los
jardines del Palacio de la Alvorada.
Tras diversas crisis
políticas, el líder de la ultraderecha brasileña ha moderado en los últimos
días sus intervenciones en las redes sociales, su principal medio de
comunicación, pero el miércoles por la noche publicó un vídeo para confirmar
que dio positivo en un nuevo test de COVID-19 y ratificar su buen estado de
salud.
Bolsonaro atribuyó su
mejora al uso de la hidroxicloroquina, un fármaco antipalúdico cuya eficacia en
el combate al coronavirus no está científicamente probada, pero en el que en el
Gobierno brasileño ha apostado invirtiendo miles millones para aumentar su
producción.
La hidroxicloroquina, de
la que Bolsonaro se ha convertido en su principal promotor, precipitó la salida
en menos de un mes de dos ministro de Salud de Bolsonaro, Luiz Henrique
Mandetta y Nelson Teich, quienes expresaron sus diferencias con el mandatario en
la gestión de la crisis sanitaria.
AUMENTA
LA PRESIÓN PARA LA SALIDA DE PAZUELLO
Desde hace dos meses la
cartera de Salud está en manos de Eduardo Pazuello, un militar con amplio
recorrido en el Ejército pero sin experiencia en el campo de la sanidad y quien
ha sido objeto de duras críticas en los últimos días.
Una de las declaraciones
más duras contra el actual ministro llegó por parte del magistrado Gilmar
Mendes, uno de los once miembros del Supremo Tribunal Federal (STF).
Según dijo Mendes el pasado
fin de semana, que Pazuello continúe como ministro de Salud “es pésimo para las
Fuerzas Armadas” y lleva a que “el Ejército se esté asociando a un genocidio».
Las palabras del juez
fueron condenadas por el vicepresidente de Brasil, el general de la reserva
Hamilton Mourao, así como por los altos mandos de las tres Fuerzas Armadas.
No obstante, según algunos
sectores, las críticas han encendido las alarmas dentro del círculo militar
ante el temor de que se asocie la gestión de la crisis del coronavirus por
parte del Gobierno con el trabajo de las fuerzas castrenses.
Todo ello ha aumentado la
presión para una eventual salida de Pazuello, a quien Bolsonaro alabó
públicamente esta semana en sus redes sociales al considerarle como
“predestinado” que “en los momentos difíciles siempre está en el lugar
correcto».
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