En desacuerdo con una opinión de Leonel
Por: Ramón Antonio Veras |
8:24 AM
I.- Explicación
1.- Me he sentido motivado
a hacer este escrito, luego de leer en la prensa nacional la reseña publicada
por diferentes medios de comunicación, sobre lo dicho por el doctor Leonel
Fernández, en el curso de una tertulia filosófica y cultural, en Santiago, en
la cual expresó “que la República Dominicana, debe convertirse en un centro de
solución de conflictos internacionales…, por el posicionamiento en que se
encuentra el país dentro de los países latinoamericanos y del Caribe”.
2.- No comparto el
criterio expuesto por el expresidente Leonel Fernández, porque el ambiente
nacional creado por el actual gobierno no es propicio para ser centro de
soluciones de desavenencias, ya que ha externado críticas que se ven claramente
como intromisión en asuntos internos de otros países, verbigracia Nicaragua,
Venezuela y Cuba.
II.- Las buenas relaciones
internacionales
3.- En la mente y en los
corazones de quienes creen en la sincera comprensión, siempre han de estar de
por medio la creación y el mantenimiento de condiciones para alcanzar la
felicidad colectiva, el bienestar material y espiritual.
4.- Entre los Estados, las
buenas relaciones descansan en la confianza firme que se tienen, la convicción
y seguridad de que en nada está de por medio la sospecha, porque prima la buena
fe y la mutua fidelidad.
5.- La buena correspondencia
tiene por base un acuerdo ideal, en virtud de la cual las partes quedan
comprometidas y limitadas por obligaciones recíprocas, que nacen de una
interdependencia establecida por el respeto, requisito indispensable para
preservar los vínculos sin incertidumbre.
III.- Nuestro país no
tiene una política exterior independiente
6.- Nuestro país, al igual
que la mayoría de los de América Latina y el Caribe, tiene por base de
sustentación un sistema económico, estatal y forma de gobierno extraños a la
ecuanimidad y a la imparcialidad.
7.- La política exterior
del Estado dominicano, no puede ser analizada ni comprendida, si se pierde de
vista la subordinación y la dependencia de la nación dominicana al imperio.
8.- Una organización
económico social como la que hoy existe aquí, reside en la dependencia,
incluyendo la política exterior, de donde resulta que es un simple deseo pensar
que en estos momentos el territorio nacional es el espacio adecuado donde se
aborden con sentido de igualdad y constancia de ánimo asuntos de política
internacional.
9.- La diplomacia del
Estado dominicano está entregada en cuerpo y alma a lo que es de la
conveniencia de la política de Washington, razón por la cual carece de absoluta
independencia para desempeñar la función de anfitrión y hacer posible la
superación de diferencias.
10.- Las iniciativas de
paz solo tienen aceptación cuando provienen de gobiernos que prueban
preocuparse por conjurar el peligro, evitar toda clase de tirantez y solucionar
litigios en forma amistosa.
11.- La política
internacional del gobierno dominicano, no está libre de prejuicios al momento
de juzgar o ejecutar contra los gobiernos latinoamericanos y caribeños no dócil
al imperio.
12.- La posición del
actual gobierno, no ha sido de neutralidad en la agresión del imperio contra
Cuba, Nicaragua y Venezuela. Por el contrario, es notoria la parcialidad, la
orientación tendenciosa de la administración dominicana, frente a los citados
países, sus respectivos gobiernos y más calificados líderes.
13.- Aquel gobierno que
estimula con el lenguaje agresivo la subversión en el orden interno de un país
extranjero, está impedido de ser mediador en busca de cualquier entendimiento
amistoso.
14.- Para un gobierno
crear en el territorio de su país un ambiente de paz y respeto mutuo, debe
predicar y llevar a la práctica una política respetuosa de la independencia, la
autodeterminación y la soberanía plena de todos los países, sin importarle el
sistema social vigente.
15.- Contra los gobiernos
de los pueblos hermanos de Cuba, Venezuela y Nicaragua, desde el territorio
dominicano lo que se han escuchado son expresiones que tienden a sembrar la
desunión y la divergencia. Así no se fomenta el concierto; se estimula la
discordia.
16.- Es una sincera
aspiración de las dominicanas y los dominicanos, que predicamos y deseamos la
paz, y las relaciones fraternas entre todos los pueblos del mundo, llegar a
contar con un gobierno que tenga una política exterior independiente, y no se
preste a fomentar la división, el rompimiento y el odio entre países hermanos,
hoy víctimas de la política imperial guerrerista y terrorista.
Santiago de los
Caballeros,
2 de septiembre de 2021.
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