víctimas de torturas en una cárcel secreta ucraniana dan su testimonio

Donetsk----Las autoridades de Donetsk reportaron avances en la investigación de las cárceles secretas del Servicio de Seguridad de Ucrania creadas en la región de Donbass en 2014, unas instalaciones donde los sospechosos de apoyar a las protestas prorrusas fueron sometidos a actos de tortura como golpes, ahogamientos o descargas eléctricas.
El corresponsal de RT en Español
Semión Sénderov visitó uno de estos centros clandestinos montado en el
aeropuerto de la ciudad de Mariúpol y apodado 'la Biblioteca', donde conversó
con algunas de las víctimas.
Olga Selétskaya contó que no vio
a sus torturadores, ya que le cubrieron la cabeza con una bolsa negra y le
pegaron cinta adhesiva sobre los ojos. "Me estrangularon con esa bolsa. Me
hicieron muchas preguntas", recuerda.
"Pensé
que era el fin y que no saldría con vida".
"Las voces eran de dos
hombres. Aún me acuerdo de sus apodos: el Carnicero y el Doctor. Fueron ellos
los que me interrogaron. Mientras me estrangulaban, uno se acercó a mí, me
agarró de las piernas y de los hombros y el otro me estranguló con la bolsa
desde atrás hasta que empecé a asfixiarme. Así es cómo interrogaban. Pensé que
era el fin y que no saldría con vida", dijo la mujer.
El caso de Olga no figuró en
ningún registro oficial de las Fuerzas Armadas de Ucrania y las autoridades no
sabían que había sido secuestrada ni dónde estuvo retenida durante los cuatro
meses que la torturaron incluso con descargas eléctricas.
"¿Cómo aparecí aquí? Me
sacaron de un autobús. Supuestamente, yo viajaba desde Berdiansk con dos kilos
de municiones en la bolsa", explicó su historia "fabricada".
"Una vez me golpearon tan
fuerte que me rompieron una costilla".
Mostrando la galería de tiro
subterránea donde ocurrían las torturas, Olga contó que un hombre la golpeó
allí en la cabeza con un ejemplar del Código Penal de Ucrania. "Lo hizo
con tanta rabia, con tanto rencor, expulsando saliva de la boca y
gritando", señaló.
"Nos arrojaban sobre una
superficie de madera, ponían unos trapos mojados en la zona de los riñones y
unos electrodos para electrocutarnos. Lo que se vive en un momento como ese no
se puede describir con palabras. Es un dolor muy intenso e inhumano. No hay
manera de aguantarlo. Una vez me golpearon tan fuerte que me rompieron una
costilla", dijo.
¡A Natalia Cherniávskaya la
trajeron con la cabeza cubierta por una bolsa y esposada y la sentaron bajo el
sol, donde permaneció hasta las seis de la tarde.
"Algunos de los que pasaban
me escupían, otros apagaban cigarrillos en mi pecho. Hacían lo que les daba la
gana", dijo. Uno de los torturadores le reventó los labios con un fuerte
golpe con la mano abierta. "Me salió sangre y se mancharon las
paredes", recordó.
En el lugar también había muchas
botellas con agua, pero Natalia estaba muy equivocada al pensar en un principio
que eran para el aseo. "Las utilizaban para dar golpes. Así no quedaban
moretones en la piel", contó.
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