Lawfare en los USA

Por CARLOS McCOY
Lawfare, que podríamos traducir al español como “guerra
jurídica”, es un neologismo inglés utilizando la contracción gramatical de las
palabras inglesas law (ley) y warfare (guerra). Se ha usado en los últimos años
como argumentos “legales” para desprestigiar gobernantes y preparar los
escenarios necesarios y dar los llamados golpe de Estado blandos,
principalmente en América Latina y deponer presidentes no afines con la
política internacional o el concepto de democracia que tienen los Estados
Unidos de América.
Recordemos los casos de Luiz Inácio lula da Silva y Dilma
Rousseff en Brasil, Rafael Correa en Ecuador, Manuel Zelaya en Honduras,
Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, Evo Morales en Bolivia,
“preventivamente” contra Danilo Medina en la República Dominicana, el asedio a
los presidentes Nicolás Maduro de Venezuela y a Pedro Castillo en Perú. No
podemos dejar el caso de Pablo Iglesias en España.
El guion siempre es el mismo, expedientes fabricados,
falsos testigos o la llamada delación premiada, jueces corruptos y prensa
comprada. Una vez se tienen todos estos elementos “amarrados” la víctima no
tiene escapatoria. Regularmente la condena es automática y brutal. Hasta ahora,
solo el tiempo y la consistencia en su defensa, ha conseguido que algunos de
los sacrificados, hayan logrado sacar la verdad a flote y por lo menos,
reivindicar sus nombres.
Esto no son inventos nuestros. Hace unos días, En una
entrevista con CDN, El exasesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos,
exembajador ante las Naciones Unidas y funcionario en varios gobiernos
republicanos, John Bolton, se jactó de ayudar a planear golpes de Estado en
otros países y afirmó que el asalto al Capitolio de Washington en enero de 2021
“se quedó corto”.
No se había secado la tinta en los periódicos donde salió
esa información cuando Juan González, asesor de la Casa Blanca para el
hemisferio occidental, en una reunión con la Asociación Nacional de Empresarios
de Colombia, celebrado en la ciudad portuaria de Cartagena de Indias, se
destapa con esta joya: «Hace 40 años, EE. UU. hubiera hecho todo lo posible
para prevenir la elección de Gustavo Petro y, ya en el poder, hubiera hecho
casi todo lo posible para sabotear su Gobierno».
Por suerte para los latinoamericanos, esta tragicomedia
político social ha cambiado de escenario. Por lo menos temporalmente. Los
actores no se expresan en portugués ni en español, ahora lo están haciendo en
inglés.
Ante el desastre de la administración de Joe Biden, por
su errática conducción de algunos delicados temas, como la abrupta y
desorganizada salida de Afganistán, el mal manejo de los problemas migratorios,
principalmente en la frontera con México, las consecuencias económicas de las
sanciones a Rusia por la invasión de Ucrania, lo cual ha llevado a los Estados
Unidos de América a tener la mayor inflación en los últimos 40 años colocando
el país al borde de una recesión, tiene a esta gestión contra la pared.
De ahí que se necesite tomar acciones extraordinarias que
causen un gran impacto, aunque sea momentáneo, para tirar una cortina de humo a
la precaria situación política y económica actual. Darle un poco de circo a la
población. ¿Qué hacer? ¡Voila! Algo que ha dado resultado allende los mares
puede que sea la solución a nuestros problemas internos, ¡Lawfare gringa!
La creciente popularidad de Donald Trump y los triunfos
que han obtenido sus apadrinados en las primarias republicana, han disparado
las alarmas demócratas. Acusarlo no solo de evasión de impuesto y complicidad
por omisión en el asalto al Capitolio sino también, por haberse llevado papeles
clasificados de la Casa Blanca y posibles delitos de violación a la ley de
espionaje, obstrucción de la justicia y destrucción u ocultación de pruebas,
infracciones que conllevan penas de 3 a 20 años de prisión, además de la
inhabilitación para aspirar a cargos electivos, lo sacaría de competencia.
Es una jugada bien arriesgada pues podría victimizar a
Donald Trump quien, aun perdiendo las pasadas elecciones, sacó 12 millones de
votos más que cuando ganó la presidencia. Además, tendrían que contar con el
apoyo total de los senadores demócratas y luego convencer a los jueces de la
Suprema Corte de Justicia donde los republicanos tienen mayoría.
Podemos estar a las puertas de otro golpe de estado
preventivo. Esta vez, por increíble que parezca, en los propios Estados Unidos
de América.
¡Cosas veredes amigo Sancho!
CarlosMcCoyGuzman@gmail.com
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