Partidos antidemocráticos

Por NELSON ENCARNACION
Una de las conductas comunes que caracteriza a los
partidos dominicanos es su vocación marcadamente antidemocrática, un
contrasentido en una sociedad que peleó desde el nacimiento de la República por
la instauración de la democracia en todas sus manifestaciones, tarea en la cual
dejaron sus vidas cientos de luchadores.
Aunque se dicen democráticos, en la práctica no es real.
Solo hay que darles un pequeño trecho para que afloren esos vicios que no
permiten la libre competencia, algo elemental en procesos como selección de
candidaturas a los cargos de elección popular, es decir, desde la presidencia
de la República a la más simple de las posiciones sometidas al escrutinio
ciudadano.
La reserva de candidaturas es una de las expresiones más
consistentes de ese talante poco democrático de nuestros partidos, que si no se
manifiesta de peor manera es porque muchas voces se alzan para obligar a las
formaciones a entrar “en su propia legalidad”.
Si bien las legislaciones aprobadas recientemente—Ley de
Partidos 33-19, y Ley del Régimen Electoral, primero la 15-19 y la vigente
20-23—, que de hecho son remiendos en traje de gala, por lo menos han tratado
de poner algo de control a la actuación nada institucional de las cúpulas
partidarias.
El punto máximo de esa conducta tendente a cercenar la
libertad de acción de los militantes partidarios, se verificó en las elecciones
generales de 2016, proceso para el cual las organizaciones políticas se
reservaron todas, o casi todas, las candidaturas.
La referencia más patética de esa perversidad recae en el
Partido de la Liberación Dominicana, en el cual, en procura de viabilizar una
“cohabitación” o fementida armonización de sus intereses, se concibió la
aberración de “reelección por reelección”, o sea, que ninguna de las posiciones
en juego fue a votación de sus estructuras.
Ese desatino solo encajaba en el objetivo de pactar el
apoyo a la continuación presidencial de Danilo Medina, provocando que todas las
nuevas aspiraciones a posiciones electivas en el PLD quedaran congeladas.
¿Se puede exhibir una manifestación más antidemocrática?
Imposible.
Es una de las señales más precisas de un comportamiento
que, al menos en ese aspecto, aleja a las formaciones políticas de las
referencias de buenas prácticas en nuestra región.
En la coyuntura actual, si se les hubiese permitido, los
partidos habrían reeditado aquel proceder.
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