Constituyente en lugar de Asamblea Revisora
27 de junio de 2024
Por NARCISO ISA CONDE
Vuelvo sobre el tema de las
reformas.
Comienzo por la Reforma
Constitucional anunciada por Abinader como prioritaria, lo que implica posponer
por meses la denominada reforma fiscal, evidentemente empantanada desde hace
tiempo y al parecer trabadas sus posibilidades en el presente inmediato por las
contradicciones ocultas al interior de la clase dominante-gobernante, el
sistema político y el propio PRM.
Ahora bien, la simple reforma
constitucional, como ha sido planteada desde el solio presidencial, no va más
allá de algunos remiendos a la actual Constitución pele-leonelista del 2010,
reformada en el 2015 solo para incluir la repostulación presidencial sucesiva.
La constitución vigente es una
constitución neoliberal, privatizadora, conservadora,
presidencialista-autoritaria, que auspició y sustenta un sistema político, un
régimen de partidos, un sistema electoral, todos antidemocráticos y tramposos;
además de un régimen económico-social plagado de injusticias y desigualdades
hirientes.
Tal contenido impregna el
texto y no se supera con simples parches y remiendos,
El país necesita una nueva
constitución que se inspire, profundice y amplíe el carácter democrático y
socialmente avanzado de la CONSTITUCIÓN DE 1963.
Necesita de una nueva
constitución elaborada mediante un Proceso Constituyente participativo,
organizado democráticamente y que concluya en una ASAMBLEA CONSTITUYENTE,
soberana, abierta a los movimientos sociales demandantes, independiente de la
Asamblea Legislativa o Congreso electo en mayo pasado; congreso cuya
composición, por demás, pinta peor el de este periodo: más conservador y
moralmente más degradado.
Las reformas a la constitución
que está proponiendo Abinader, están destinadas, pues, a ser discutidas y
aprobadas en un Congreso integrado en gran parte por personas descalificadas
para tales
funciones, atadas al
clientelismo político, a la corrupción, a las ideas conservadoras.
Abinader asume y propone
exclusivamente dos modificaciones: que la PGR no sea nombrada por el Poder
Ejecutivo y el MP sea “independiente”, y que además se refuercen los requisitos
para variar el artículo sobre la reelección (el ya famoso “candado”). Nada del
otro mundo a estas alturas y las dos iniciativas todavía sin elaborar.
Pero eso no se queda ahí,
porque resulta que está establecido que la asamblea legislativa, en funciones
de revisión de la Constitución, es soberana y que ella puede someter y aprobar
otras sugerencias, que ya comienzan a batirse y podrían empeorar el contenido
de esa constitución.
En consecuencia, abrir esa
ruta es muy peligroso y podría devenir en tortuoso, dado que será un congreso
muy cuestionable el que aprobaría constituirse en ASAMBLEA REVISORA mediante
una ley que fija los artículos a reformar y decide todo lo relativo a sus
reformulaciones e incorporaciones sugeridas; lo que implica la continuación de
una usurpación histórica del poder constituyente por un poder legislativo que
asume las dos funciones, viciando reiteradas veces los procesos de revisión y
reformas.
Es objetable, por tanto, poner
a depender un asunto tan delicado de la decisión de una mayoría congresual
integrada por un PRM y por un conjunto de partidos que han convertido la
política en negocio y abrazado ideas ultra conservadora. Y más que objetable,
es totalmente inaceptable.
Esto hay que debatirlo
precisamente para impedirlo, demandando democracia, exigiendo la creación del
poder constituyente al margen del poder legislativo, oponiéndole a esa asamblea
revisora la convocatoria de una asamblea constituyente soberana, libremente
electa y con partición popular.
En tales circunstancias
tenemos que proponernos crear conciencia colectiva y capacidad para quitarle al
Congreso el poder usurpado al pueblo soberano.
Con esos fines es necesario impulsar esta trascendente discusión,
Publicar un comentarioDefault CommentsFacebook Comments