De los sobrevivientes de Hiroshima y Nagasaki a María Corina Machado
Por: Freddy González
El Premio Nobel de la Paz,
es uno de los cinco que fueron instituidos por el fabricante de armamentos,
inventor e industrial sueco Alfred Nobel, que se otorga cada año desde 1901 por
voluntad expresa de su creador dejada como testamento: «A la persona que haya
trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la
abolición o reducción de los ejércitos alzados y la celebración y promoción de
acuerdos de paz».
El año pasado se otorgó al
grupo japonés Nihon Hidankyo, sobrevivientes de las bombas atómicas lanzadas el
6 y 9 de agosto de 1945 por orden del presidente estadounidense, Harry Truman,
sobre las poblaciones civiles de las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, por sus
esfuerzos contra la proliferación de armas nucleares.
El jurado que rige esos
premios ha tratado siempre de mantenerse dentro de los parámetros dejados como
testamento por el creador de los mismos, Alfred Nobel; otorgando los premios a
instituciones que hayan contribuido al desarrollo de las ciencias y la paz
mundial; con la excepción injusta a Mahatma Gandhi, que fue propuesto en cinco
ocasiones sin ser elegido por la presión del Imperio Inglés, y que fue nomidado
postumamente después de su asesinato.
Instituciones como la Cruz
Roja Internacional, han sido galardonadas varias veces, así como el Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
Para este año habían sido
propuestos 338 candidatos para el Premio Nobel de la Paz, 244 eran entes
individuales y 94 eran organizaciones, entre los que se encontraban algunos de
renombre como Yulia Navalnaya, viuda del opositor ruso Alexéi Navalni.
Greta Thunberg, de
nacionalidad sueca y defensora del medio ambiente y los recursos naturales,
militante por la paz mundial, fue maltratada y humillada por el Sionismo
Israelí cuando fue detenida en la flota de la Global Sumud que llevaba comida y
medicinas al pueblo palestino de Gaza.
También, debió ser nominada
con principalía la relatora especial de la Organización de las Naciones Unidas
(ONU) para los Territorios Palestinos, Francesca Albanese, una voz que nunca
cayó en los peores momentos del genocidio en Gaza.
El propio Donald Trump
también fue nominado, por su propuesta de Paz para la solución del conflicto de
Gaza y otras personas y organizaciones que han venido realizando alguna labor
por el mantenimiento de la paz en todo el mundo.
Ahora bien yo me pregunto
¿Qué ha hecho María Corina Machado para haber recibido ese galardón, cuando en
su propio país ha sido un ente de perturbación y alteración del orden y la paz
entre los venezolanos?
Al contrario, ha sido una
pieza clave en los procesos de desestabilización utilizados por los gobiernos
estadounidenses contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Derrotada en el proceso
electoral del 28 de julio del pasado año junto al candidato de la coalición
Plataforma Unitaria Democrática (PUD) y ex agente de la Agencia Central de
Inteligencia (CIA) Edmundo González, se ha convertido en la principal agitadora
para subvertir el orden constitucional de la República Bolivariana de
Venezuela, y partidaria de las provocaciones y amenazas de intervención de la
administración Trump a Venezuela.
Solamente la politiquería y
la presión del gobierno de Donald Trump y su secretario de Estado Marco Rubio,
que han colocado a Venezuela y al régimen de Maduro como el principal objetivo
de su política en América, pudo haber permitido tal despropósito.
María Corina Machado
utilizará esa tribuna, como una pieza del ajedrez imperial yanki que busca
sojuzgar y ampliar su dominio en toda nuestra América; desde Canadá a México y
desde Alaska a Cabo de Hornos en Chile
La elección de María Corina
Machado, además de una degradación y una negación al legado del autor de dichos
premios, es una burla a los millones de hombres y mujeres que han luchado por
una cultura de paz entre todos los pueblos del mundo.
La diferencia entre los
sobrevivientes del indiscriminado e injustificable bombardeo atómico contra
Hiroshima y Nagasaki, ganadores el año pasado del premio Nobel de la Paz y la
provocadora María Corina Machado, es del cielo a la tierra. Definitivamente es
un retroceso. No importa lo que se quiera argumentar o decir, lo cierto es que
estamos frente a una desvergüenza y es un retroceso.

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