Pollo: músculo productivo, salto tecnológico y una agenda para competir
Rossanna Figueroa
La proteína favorita del hogar dominicano atraviesa un momento bisagra. La industria del pollo no solo está creciendo en volúmenes y consumo per cápita: también está reordenando su arquitectura productiva, acelerando inversiones en tecnología, bioseguridad y valor agregado, así como empujando una conversación de país sobre sanidad, etiquetado, competencia desleal e infraestructura pública.
Ese
fue el pulso del Panel de la Industria del Pollo en República Dominicana,
moderado por Pavel Concepción, presidente de la Asociación Dominicana de
Avicultores (ADA) y Gregory Marte, director ejecutivo, durante la jornada
técnica Protejamos la Avicultura, con la participación de líderes empresariales
que explicaron con cifras y decisiones por qué el sector se siente listo para
su próxima curva de crecimiento.
Los
panelistas retratan un ecosistema amplio e integrado. Francisco Fernández
(Agrofem) reporta 260 mil pollos semanales y 84 mil reproductoras pesadas en
producción, José Luis (Jochy) Polanco (Agropecuaria Jochy Polanco) suma 15
millones de pollos al año, Juan Miguel Curbelo (Corporación Avícola y Ganadera
de Jarabacoa / Pollo Cibao) opera 4.5 millones de pollos mensuales.
Norberto
Caraballo (CC, Agropecuaria Carolina) produce 150 mil pollos por semana y 300
mil huevos, Richard González (ECUS, S.A.) alcanza 2.9 millones de pollos
mensuales y Wilfredo Cabrera (Grupo Agropecuario Don Julio, Unipollo y Cobb
Caribe) reporta un millón de pollos al mes y un millón de reproductoras al año.
Juntos,
como señaló Cabrera, en ese salón estaba “más del 99 % de la producción
nacional de pollo y huevo”, una foto de concentración, pero también de
cooperación.
Si
el pollo dominicano quiere competir “dentro y fuera”, su mayor palanca ya está
en marcha: ambiente controlado, IA aplicada al manejo de clima, incubación de
etapa única, seleccionadoras de peso, cadena de frío reforzada, paneles solares
en granjas y, en el caso de Pollo Cibao, una planta de rendering que transforma
vísceras, sangre y plumas para reingresar a la cadena como insumo, cerrando
ciclos y reduciendo impactos ambientales.
“Las
granjas de hoy son totalmente modernas”, insistió Francisco Fernández: naves
inteligentes que bajan mortalidad y estrés por calor, plantas de alimentos “de
primer mundo”, camiones refrigerados para huevos fértiles y reproductoras y,
orgullo del panel, tres planteles de abuelas en el país, una rareza en
Centroamérica y el Caribe que abarata genética y asegura calidad del pollito de
engorde.
En
ECUS y otros integradores, dijo Richard González, el ambiente controlado ya es
estándar. Y Jochy Polanco añadió una alerta de mediano plazo: el cambio
climático hará inviable producir en “granjas normales”, el control ambiental
será requisito, no opcional.
Wilfredo
Cabrera narró la puesta en marcha de la primera planta para procesar gallinaza
del país, un proyecto empujado, contó, tras un diálogo directo con la
Presidencia y coordinado con Medio Ambiente y Agricultura.
El
modelo acelera compostaje en 30 días, elimina patógenos, reduce externalidades
y convierte un pasivo en abono de valor. “A futuro debería estandarizarse”,
pidió Pavel Concepción, para evitar disposiciones inadecuadas que sean riesgo
sanitario para granjas vecinas.
“Somos
competencia, pero cuando hay una situación nos unimos y trabajamos juntos”,
resumió Cabrera al explicar la gobernanza informal que emerge en crisis y picos
de demanda. Esa coordinación gremial, con la ADA al centro, más una relación
estable con el Estado, aparece en la base del ciclo expansivo.
El
diagnóstico de Jochy Polanco hilvana dos tendencias: más oferta coordinada y un
consumo per cápita que habría pasado, sin contar importaciones, “de 35–37 kilos
a casi 50 kilos por habitante por año”.
El
dato enciende oportunidades, pero también retos: “Para crecer en pollo deben
ser granjas nuevas”, apuntó Pavel Concepción, porque el boom del subsector
huevo “se comió” la capacidad disponible. La expansión, entonces, exige capex y
permisos ágiles.
En
paralelo, el mercado exhibe tensiones: importaciones puntuales en momentos de
escasez, marcas blancas que capturan margen usando producto local o reempacado
y un sector informal de 25-30 plantas pequeñas y medianas que procesan entre 8
mil y 30 mil pollos diarios.

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