Acción de los perredeístas

Orlando Gil 
orlandogil@claro.net.do

@orlandogildice

LA REALIDAD.-  Los perredeístas de todas las tendencias deben saber que los eventos pendientes no van a dejar de realizarse, ni van a esperar a que se pongan de acuerdo, y que la situación que se denuncia de partido único no será consecuencia de los afanes de los peledeístas, sino de la incapacidad de sectores de vanguardia de gestar fuerzas que sirvan de contrapeso.

La incapacidad política parece ser defecto de los perredeístas, pero la verdad que no. La población en sentido general es apática o renuente a lo nuevo, como puede comprobarse al ver la suerte de tres organizaciones, ahora dos, que concentran el grueso del electorado. La oferta es diversa, pero aunque muchos se sienten llamados, ninguno puede considerarse escogido.

Se supone el fracaso de los partidos del sistema, que incluso se niegan a renovarse, pero no surgen corrientes o figuras de recambio. La vieja costumbre era Joaquín Balaguer, Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez. Ahora Hipólito Mejía y Leonel Fernández. La llamada izquierda no respira, a pesar del aire favorable...

IRRACIONALES.- Los optimistas se niegan a asumir esa  realidad que se impone de un sector político tan irracional que se siente más cómodo en la guerra que en la paz, sin que hasta ahora se conozcan las ventajas. Que Mejía, que Miguel Vargas.

¡Bien!  ¿Adónde puede ir uno o el otro sin el apoyo del universo de los perredeístas? Que hagan los cálculos, y verán que ninguno llenaría el cometido de llegar al poder. Se hace necesario, y casi imprescindible, que se reúnan bajo un mismo techo, y ni así serán suficientes, como nunca lo fue el Partido Reformista Social Cristiano en los tiempos de Balaguer, ni tampoco el PLD bajo la conducción de Fernández.

Siempre hubo que salir a buscar el completivo por fuera, pues la experiencia fue tan reiterada que se hizo consigna que nadie gana solo. La idea de Vargas de un gran frente opositor es correcta, pero por muchos grupos que congregara, al final el peso muerto de sus contradictores internos lo llevaría a la derrota...

LOS TRENES.- Los perredeístas no se han dado cuenta de que el principal trance es haber colocado dos trenes en los mismos rieles, pero en sentido contrario, de manera que si se mueve uno, choca al otro. Si el tren de Vargas no estuviera parado en la estación, y cerrando el paso, el de Mejía hace rato que hubiera arrancado sin palanca de freno, llevándose por delante todo lo que encontrara.

Si el tren de Mejía no estuviera en el medio, Vargas fuera  lejos, y en buenas condiciones, pues se da el caso de una precomposición que favorece su causa. Luis Abinader quiere volar solo, y no despliega sus alas en cielo abierto porque las tiene empapadas.

La manguera de Mejía las alcanzó y nada pesa más que el agua que una lealtad mal entendida. Pero igual merecen mencionarse los “come back” de dirigentes que permanecían alejados del fragor de la lucha, o de otros que se apearon antes de que prendiera la locomotora y cambiaron el pasaje. No son muchos, pero se habla de otros que están apalabrados, y que cuando el panorama se defina mejor, darán el salto...

LA CORRELACION.-  Esa cuenta puede hacerse, y si bien los números todavía no dan, por lo menos hay que aceptar que la correlación de fuerzas ya no es la misma. No es que Mejía esté disminuido como grupo, pero si la coincidencia con Abinader queda como cosa del pasado, no podría predominar en los organismos.

A lo que habría que agregar los votos sueltos de compañeros que no son ni el asomo de lo que fueron, pero que puestos del lado de Vargas, son significativos.

Esto es, que llegan uno a uno y sin gente, pero conservan su voto y a la hora de decidir pueden ser cruciales. Balaguer impuso una vez como consigna “el grano a grano con que la gallina llena el buche”, y con ese grano a grano el PLD logra triunfos de corrido.

Que Tonti Rutinel ya no es “líder de masa” en los barrios de la parte alta de lo que una vez fuera la capital, puede ser. Pero ahora está con Vargas. Que Carlos Gabriel García no es más que una postalita y que se le contaba entre los peledeístas, igual. Pero también ahora está con Miguel...