Cultura de la sospecha
https://www.elvalleinformativo.com/2015/07/cultura-de-la-sospecha.html
Por ANULFO MATEO PÉREZ
Ya los funcionarios del
Estado no guardan ni siquiera las apariencias en la galopante acumulación de
riquezas provenientes del cohecho, prevaricación o del robo al erario, todo
ello posible por la impunidad establecida, que como ariete derriban la moral
pública, el presente y futuro de la nación.
Quedó en el pasado, que la
movilidad social y económica sea el resultado del esfuerzo personal honesto,
usando una y mil formas de corrupción para ese ascenso, que en nuestra realidad
es de unos pocos.
Hoy, los políticos que
controlan al Estado y dicen representarnos, no usan los puentes institucionales
democráticos deseados, sino túneles y accesos invisibles para acumular fortuna
personal y familiar.
Su práctica está marcada
por una enorme opacidad en la vida institucional, devaluando la política, así
como el Congreso, la Justicia, el Ejecutivo, los partidos, organizaciones
empresarias, los sindicatos...
El fenómeno de la
corrupción no se limita a lo moral e ilícito, sino que provoca en las grandes
mayorías, desposeídas de toda suerte, mayor pobreza, así como el descenso
social y económico de la clase media.
Por lo expuesto, la
sociedad se ha ido impregnando de una “cultura de la sospecha”, al observar “el
progreso” acelerado de los políticos y nuevos empresarios, que a todas luces
“e’ pa’ lante que van”.
Pese a la condena moral y
ética de la corrupción, sus beneficiarios han logrado crear en una franja de la
sociedad un ambiguo sentimiento de repulsión, no exento de cierta admiración
por sus ostensibles resultados.
Así, se condena la
transgresión a la honestidad y se crea la “conciencia” que la asocia con la
suerte individual; impulsando a muchos a correr hacia el ingreso a los círculos
donde se la practica y a otros a Odebrecht.
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