Evaluación de los jueces por los políticos: una farsa
https://www.elvalleinformativo.com/2019/04/evaluacion-de-los-jueces-por-los.html
Por Rosario Espinal
La recién concluida
evaluación de los jueces a la Suprema Corte de Justicia (SCJ) por los políticos
que conforman el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), ha evidenciado una
vez más que el sistema adoptado constitucionalmente para reelegir o no a los
jueces de las altas cortes tiene serias deficiencias.
¿Cuáles fueron los criterios
específicos utilizados para evaluar los 10 jueces que se postularon para ser
reelectos? ¿Hubo una escala de puntuación para determinar quiénes sacaron mejor
calificación? ¿Cuál fue el criterio para decidir que se reeligiera un solo juez
por cada sala de la SCJ? ¿Obtuvieron los reelectos mejor puntuación que los
demás?
La ciudadanía no tiene
respuestas para estas preguntas, y tampoco los miembros del CNM. Por tal razón,
llamarle evaluación a ese proceso es incorrecto; y pretender que tal evaluación
se realizó es una farsa. Que la Constitución lo disponga no reduce la farsa.
Los políticos no tienen
capacidad para evaluar jueces. La Constitución les ha asignado una tarea que no
pueden cumplir.
El oficio del político es
evaluar situaciones y personas en función, fundamentalmente, del beneficio
político que reportan. Una vez electos por la ciudadanía, se supone que los
políticos adquieren el poder mágico de gobernar a favor de la ciudadanía. ¡Vaya
maravilla! En la realidad, sin embargo, los políticos actúan principalmente en
función de sus intereses.
La experiencia dominicana
reciente (y la anterior) demuestra que esas evaluaciones no existen. Se toman
decisiones políticas en base a ciertos referentes profesionales
Dado que el sistema está
diseñado para que los políticos nombren los jueces de las altas cortes, hay
países como Estados Unidos donde los jueces se eligen de por vida (con
inamovilidad). Por ejemplo, los jueces de la Suprema Corte de Estados Unidos no
pueden ser removidos de sus cargos, a menos que comentan una falta grave o que
ellos renuncien por decisión propia. Esa inamovilidad les da independencia de
los políticos una vez son nombrados.
Cuando en la República
Dominicana se hicieron las reformas judiciales en la Constitución de 2010 se
contempló establecer el sistema de inamovilidad para los jueces del Tribunal
Constitucional y la Suprema Corte de Justicia, pero los políticos se echaron
para atrás. Se estableció entonces que los jueces podían repostularse a sus
cargos y serían evaluados por el CNM.
La experiencia dominicana
reciente (y la anterior) demuestra que esas evaluaciones no existen. Se toman
decisiones políticas en base a ciertos referentes profesionales.
En el caso del Tribunal
Constitucional, donde tocaba renovar cuatro jueces el año pasado, se cambiaron
todos. Fue una decisión política, no en base a una evaluación objetiva de
desempeño en el cargo. Si los nombrados resultan ser mejores que los anteriores
nunca lo sabremos, porque no conocemos los criterios utilizados.
En el caso de la recién
finalizada elección de 12 jueces de la SCJ, para cuyos 10 de los puestos se
presentaron nuevamente los que ocupaban esos cargos, la politización llegó a
extremos indignos con la jueza Miriam Germán. Para sacarla se armó un
expediente de difamación nunca visto en la historia política de la post
transición de 1978.
No conocemos los criterios
objetivos que utilizó el CNM para evaluar los 10 jueces que se postularon para
repetir en la SCJ porque no los hubo. Primó como siempre el cálculo político.
Por tal motivo, sería más
saludable para la democracia que los jueces de las altas cortes se eligieran
por un período de tiempo específico (10 o 12 años) sin repostulación. Así no se
someten a evaluaciones falsas por los políticos, y tal vez adquieren más
independencia judicial para salir con honorabilidad.
Artículo publicado en el
periódico HOY
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